Hace un año, muchos expertos aseguraban que la extracción de petróleo de esquisto dejaría de ser rentable con la caída de los precios por debajo de 60 dólares el barril. Sin embargo, hace un par de meses, cuando el precio del barril era de 45 dólares y el número de los pozos de perforación estaba cayendo en EE.UU., el nivel de producción de petróleo en este país se mantuvo alto, escribe Greenspan en un artículo publicado en el diario 'Financial Times'.
Según el economista, esta flexibilidad es la ventaja principal del petróleo de esquisto: los pozos se agotan en unos años (en contraste con las varias décadas que puede tardar en agotarse un pozo tradicional). También es más fácil controlar el volumen de la producción. Resulta que la industria del petróleo de esquisto responde a los retos del mercado con más facilidad: "A diferencia de las soluciones especiales de la OPEP, las fluctuaciones de los precios del mercado afectarán automáticamente a la cantidad de petróleo de esquisto".
En consecuencia, la producción 'no tradicional' "será un estabilizador mucho más eficaz de los precios mundiales" que la OPEP, afirma Greenspan. En estas condiciones, el economista no vería sorprendente que Estados Unidos "tomase" control sobre los precios del petróleo durante muchos años, incluso para siempre. Por lo tanto, la tarea principal del sector petrolero estadounidense consiste en la reducción de los costes de producción con el fin de mantener la posición de liderazgo en el mundo, resume el exdirector del banco central de EE.UU.