Una inflación creciente, una grave crisis alimenticia y una deuda pública de más del 70% del PIB son algunos de los retos que tiene que afrontar hoy el Gobierno ucraniano.
Desde que asumió la presidencia en junio del año pasado, Piotr Poroshenko está librando una lucha sin armas contra una crisis económica que parece no tocar fondo.
El Gobierno ucraniano y el Banco Central estiman que el producto bruto interno se contrajo en 2014 entre un 5% y un 7%.
La inflación cerró el año en un 24,9%, y la moneda nacional, la grivna, perdió tanto su valor que se convirtió en la divisa con el peor rendimiento del mundo.
Mientras tanto, la guerra de Kiev con las repúblicas autoproclamadas del este le cuesta al Estado entre 5 y 10 millones de dólares al día.
La moneda
La estrepitosa caída de la grivna ha dejado por el suelo el poder adquisitivo de la población.
De enero de 2014 a enero de este año se ha devaluado en un 100%, y solo en los primeros tres meses de 2015 la devaluación ha sido de más del 60%.
En conclusión desde principios de 2014 hasta la fecha, la devaluación es de más del 200%. Así, el salario mínimo ucraniano hoy ronda los 50 dólares.
Pero incluso para los que pueden darse el lujo de no ahorrar en el supermercado, las estanterías vacías son una postal de la crisis actual.
"La histeria en las tiendas en Kiev es terrible: la gente hace que los productos vuelen. Están vacías las estanterías de aceite, cereales, sal y azúcar", comentó un ciudadano en Twitter.
Ayuda
El Gobierno quiere atar la suerte de su economía al reciente préstamo de 17.500 millones de dólares que acordó con el Fondo Monetario Internacional y su plan de reformas del gasto público. Una ecuación que no es de probado resultado.
"La visión histórica del FMI confunde lo que es un problema de cuentas externas con un problema fiscal. Entonces propone medidas de reducción del gasto, de incremento de tarifas que hacen al presupuesto público, pero que nada garantiza que consiga los euros que necesita para repagar la deuda", comentó el economista argentino Andrés Asiaín.
Deuda
La deuda es otro de los grandes problemas del país, y el fantasma de la suspensión de pagos amenaza con dejar de ser un producto de la imaginación. Según datos oficiales, terminó el año 2014 representando el 72% del PIB.
Ante este panorama, el Gobierno tiene por delante un desafío que, por la complejidad de los problemas, solo parece superable por la difícil tarea de ponerle fin a la guerra del este ucraniano, que, más importante que el dinero, cuesta vidas.