El debilitamiento de la demanda interna en muchas economías avanzadas y emergentes está obligando a los políticos a estimular el crecimiento del PIB y el empleo mediante el aumento de las exportaciones. Para implementar esta idea es necesario debilitar la moneda, lo que puede lograrse utilizando medidas de estímulo monetario convencional y no convencional.
Desde el comienzo de este año, más de 20 bancos centrales de todo el mundo aliviaron la política monetaria, siguiendo el ejemplo del Banco Central Europeo y el Banco de Japón, lo que dio lugar al estallido de la "guerra global de divisas" y tarde o temprano EE.UU. se verá obligado a participar en esa guerra, señaló el economista Nouriel Roubini en su artículo publicado en Project Syndicate.
"La suma de todos los superávit comerciales en el mundo es igual a cero, lo que significa que no todos los países son exportadores netos y que al final la guerra de divisas es un juego de suma cero. Es por eso que la entrada de EE.UU. en la lucha es sólo una cuestión de tiempo", opinó Roubini.