El mercado de valores de China ha recibido un severo golpe, cayendo casi un 40% desde sus máximos en junio pasado a sus mínimos en julio. Al principio, un exceso en la construcción creó una burbuja inmobiliaria que se encuentra ahora en proceso de deflación. Y el ritmo del crecimiento global se ha desacelerado de un 10 o 12% hace unos años hasta un 7% actual, según las estadísticas oficiales.
Las recientes pérdidas y dificultades "palidecen" frente a las sufridas durante la recesión mundial en 2008, cuando la economía de China por poco se desplomó. El hecho, en esa oportunidad y ahora, es que los valores importan menos a la economía china que a la economía de otros países, especialmente la de EE.UU. El valor de todas las acciones en circulación en China constituyen sólo el 50 o 60% del producto interno bruto del país (PIB). En EE.UU. este índice se encuentra en el 130%.
En China, la deuda inmobiliaria, si bien es grande, se concentra casi exclusivamente en los gobiernos locales y provinciales. Los propietarios de casas están lejos de correr riesgo, como sucedió en los Estados Unidos. Hasta hace poco, por ley, un comprador chino de vivienda debía depositar el 30% de su primera casa, y el 60% en el caso de un segundo hogar. Si las cargas de la deuda de los gobiernos locales hacen daño a la economía, por el contrario, para las autoridades de Pekín es más fácil de contener de lo que fue la situación de alto riesgo como la que Washington enfrentó en 2008, indica el artículo publicado en 'The National Interest'.
Por otra parte, el ritmo de crecimiento lento de la economía podría hablar más de la salud económica que de sus problemas, agrega el autor de la publicación. El rápido crecimiento de los años anteriores se debía más a que Pekín durante mucho tiempo dependió de las exportaciones y del gasto de inversión necesario para apoyar ese esfuerzo.
Frente a varios tipos de desafíos económicos, el gigante asiático cuenta con enormes recursos a su alcance para remediar la situación. Así, tiene casi 4.000 billones de dólares en reservas de divisas, un 35% del PIB, y podría desplegarlas en caso de necesidad para impulsar la economía. Además, el nivel relativamente bajo de deuda del gobierno chino le da aún más opciones fiscales. Aunque hay una gran cantidad de deuda privada en China, la pública constituye sólo un 25% del PIB.