En este período el dólar ha mostrado una fuerte dinámica contra otras monedas principales, provocando una dramática fuga de capitales, en primer lugar desde países en desarrollo.
Esta situación favorece a los importadores estadounidenses, sofocando al mismo tiempo al sector exportador por aumentar el coste de las mercancías estadounidenses en otros países. Como resultado el déficit comercial ha vuelto a los niveles máximos de los últimos años.
Además, la apreciación del dólar es un grave problema para las transnacionales basadas en EE.UU. que tienen enormes negocios en el extranjero.
El déficit comercial exterior de EE.UU. creció un 7,1%, a 43.800 millones de dólares en junio pasado, según los datos del Departamento de Comercio del país.
El debilitamiento de la demanda de productos estadounidenses en el extranjero está poniendo freno a la economía estadounidense, sostienen expertos citados por el portal VestiFinance.
En teoría, tras la esperada subida de la tasa de interés por la Reserva Federal, el dólar debería apreciarse aún más. Según el reciente estudio de Credit Suisse, el 70% de inversores creen que el dólar seguirá creciendo en los próximos 12 meses.
"¿Pero si se están equivocando?", se pregunta el medio.
El endurecimiento de la política monetaria debe hacer el dólar más atractivo.
"Muchos inversores abandonarán otros activos para invertir en instrumentos vinculados al dólar", señala VestiFinance.
Sin embargo, la estadística histórica muestra que tras la subida de la tasa de interés el dólar tiende a abaratarse. A lo largo de los últimos ciclos de endurecimiento de la política monetaria, el dólar se debilitaba aproximadamente un 10% en el curso de tres meses, asegura el medio.