¿Hacia dónde va el desarrollo tecnológico de Centroamérica?
La región de Centro América cuenta con pocas empresas con base tecnológica, y el contexto histórico muestra la falta de asignación presupuestaria y la inexistente voluntad política a la hora de desarrollar tecnología e innovación, destaca Ramón Padilla, oficial de la CEPAL citado por Forbes.
Costa Rica y Panamá son modelos exitosos dentro del parámetro de la región, ya que aumentan gradualmente la inversión hacia la infraestructura y los recursos humanos necesarios para el desarrollo e innovación tecnológica. No en vano, Costa Rica destina el 0,47% de su Producto Interno Bruto (PIB) al rubro de la ciencia y tecnología según datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Ricyt).
Estos mismos datos de la Ricyt, muestran casos críticos donde el desarrollo tecnológico es prácticamente inexistente y se vincula directamente con la baja asignación de recursos presupuestarios, como en el caso de Guatemala, que destina el 0,04% (2 millones de dólares) de su PIB. De igual forma y en el mismo estándar se encuentra El Salvador que aporta el 0,03% de su PIB al sector de ciencia y tecnología.
El bajo presupuesto está ligado con el bajo nivel tributario de estos países, que apenas recuadan impuestos del 15% del total de su PIB, lo que supone un problema estructural de origen en estos países que ha contagiado a la iniciativa privada que, prácticamente, no invierte en este sector.
Países como Suecia, Corea de Sur y EE.UU. invierten más del 3% de su PIB en investigación tecnológica, mientras que Brasil es el único país de América Latina que invierte más de 1% de su PIB en este sector.
El desarrollo tecnológico es fundamental para el progreso de una sociedad y el ejemplo está en Corea del Sur donde, según datos de la Ricyt, se invierte más del 4% del PIB en este ámbito.
Corea del Sur es un ejemplo a nivel mundial de desarrollo económico acelerado gracias a la innovación tecnológica. En 1950 el país asiático era una nación agrícola y en la década de los 50, en el contexto de la posguerra del conflicto bélico que concluyó con la división de la nación, el régimen surcoreano transformó su política de Estado para dirigirla hacia el fortalecimiento de la innovación tecnológica.
Para 1980 Corea del Sur presentaba índices de crecimiento de entre el 7% y el 8%, y obtuvo niveles similares a los de Alemania en el registro de invenciones en la oficina de patentes de EE.UU. alcanzando la cifra de 13.000. Este ejemplo asiático puede servir de inspiración a las naciones centroamericanas, que actualmente no invierten en desarrollo tecnológico.