Lo único que podría detener una recesión de China es un programa de estímulo fiscal orientado al consumo, financiado por el Gobierno central y monetizado por el Banco Popular de China, según el economista Willem Buiter, que se expresó en estos términos durante una conferencia telefónica organizada este jueves por el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York.
Sin embargo, "a pesar de que la economía lo está pidiendo, los dirigentes chinos no están preparados para esto", aseguró el hombre que acuñó el término 'Grexit' durante la crisis de la deuda griega.
La china es una economía que "está cayendo en una recesión", constató el economista.
Buiter, exmiembro del Consejo de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, sostiene que, si bien los dirigentes chinos van a responder, "van a responder demasiado tarde para evitar una recesión que, probablemente, arrastre consigo a la economía mundial hacia una tasa de crecimiento global por debajo del 2 por ciento", lo que -según subrayó- "es una recesión global".
Aunque el primer ministro chino, Li Keqiang, está defendiendo una meta de crecimiento económico del 7 por ciento, en un momento en que la preocupación por la desaceleración de la demanda en China está provocando una volatilidad en los mercados globales, la verdadera tasa de expansión "probablemente es algo más cercana a un 4,5%, o incluso menos", estima Buiter, citado por Bloomberg.
En opinión del experto, el auge y la caída del Shanghai Composite, el índice clave de la Bolsa de Shanghái, eleva dudas acerca de "la competencia de las autoridades chinas como gestores de la macroeconomía".
Van a responder, pero van a responder demasiado tarde para evitar una recesión
Las autoridades primero vitorearon la recuperación del mercado de valores, pero esto fue seguido por "el pánico y una reacción incompetente" ante las turbulencias del mercado de acciones, explica el economista, en referencia a la intervención sin precedentes del Gobierno del país asiático para apoyar los precios de las acciones.
Este lunes las bolsas chinas experimentaron su mayor descenso desde 2007 debido a la desaceleración del crecimiento de su economía, mientras que el 'efecto contagio' se extendió por países europeos y de Oriente Medio. Las bolsas de valores de todo el mundo registraron una fuerte caída.