"Actualmente el dominio del dólar en los cobros y pagos internacionales es dañino para las economías de los BRICS", escribe el medio.
La dependencia del dólar no permite reorientar plenamente el desarrollo económico desde Occidente hacia Oriente. Además, la devaluación contra el dólar de la moneda de uno de los miembros del BRICS automáticamente perjudica a unas entidades económicas del grupo y beneficia a otras.
Una moneda propia de los BRICS mejoraría las condiciones de los pagos multilaterales y facilitaría la consolidación económica de los países en desarrollo.
La expansión de la moneda reduciría la dependencia de Occidente y de la dinámica propia del dólar así como de la situación económica de EE.UU.
Para crear su propia moneda, los BRICS deberán elaborar una hoja de ruta que podría tener en cuenta la experiencia del euro.
Pero, en lugar de apresurarse con la introducción de la moneda, en primer lugar los estados del bloque habrán de establecer una unidad de cuenta común que refleje el promedio ponderado de la cesta de las monedas de los BRICS.
Además, los países miembros deberán acordar la reducción de las bandas de fluctuación de las divisas contra el dólar y otras monedas. Asimismo deberán prever la suavización de las tasas de inflación y otros tipos esenciales.
El Nuevo Banco de Desarrollo –o una estructura complementaria– serviría para prestar a los bancos centrales del BRICS para que rectificaran el déficit temporal de balance de pagos y llevaran a cabo intervenciones monetarias para apoyar a sus monedas dentro de los parámetros predeterminados.
La moneda propia apoyaría la idea de un mundo multipolar como contrapeso a las dinámicas actuales de la globalización, señala el medio.