Airbnb, la empresa de alojamiento más importante del mundo, y Uber, la más pujante en transporte, tienen características comunes: son nuevas compañías que no cuentan con ningún activo a su nombre pero que han cosechado millones en rondas de financiamiento privadas. Ambas firmas lideran la lista de 131 'startups' cuya valoración supera los 1.000 millones de dólares.
A este tipo de empresas se las denomina unicornios y, juntas, alcanzan una valoración de 488.000 millones de dólares, con lo que superan a Google (452.200 millones) y están solo un 31 por ciento por debajo de Apple (657.000 millones), según Forbes, que cita información de CB Insights.
Pese a manejar tantos millones, las dudas siguen presentes. Su carrera por la financiación despierta temores sobre su viabilidad y revive los temores a que una nueva burbuja vuelva de estallar, como ocurrió con el índice tecnológico Nasdaq, cuando perdió un 78 por ciento entre el 11 de marzo de 2000 y el 9 de octubre de 2002 por la debacle de las puntocom.
Frente a este panorama surgen muchas incógnitas, siendo la primera de ellas cómo se forma una burbuja.
Un ejemplo claro lo representa TheGlobe.com, que funcionaba como una red social antes de la irrupción de Facebook. Su crecimiento y su financiación fueron vertiginosos y en 1998, pocos años después de su lanzamiento, salió a bolsa con acciones a un costo de nueve dólares. Al cierre de la rueda, los títulos valían 97 dólares, un 606 por ciento más. Tres años después, las acciones cayeron y pasaron a costar 10 centavos, mientras que el valor de la empresa pasó de 840 millones a sólo cuatro millones.
En 1999 la burbuja estaba en su punto álgido, con 457 empresas que salieron a bolsa, la mayoría vinculada con Internet, de las que 117 duplicaron su valor de salida el mismo día de su oferta pública inicial (OPI).
La burbuja estalló poco después y la debacle del Nasdaq no tardó en llegar.
El consultor asociado del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac, Iván Palomares, explica que este fenómeno ocurre cuando "los inversores depositan su capital en un determinado sector usando como medida de valoración la expectativa de desarrollo de éste, en vez de sus datos económicos actuales". "Dicho de otra forma: invierten por encima del valor real y eso infla las valoraciones", agrega.
Por lo tanto, la segunda pregunta a responder es si el mundo está ante una nueva burbuja. Pese a que los especialistas citados por Forbes aseguran que los unicornios están inflados, no necesariamente nos encontramos ante el mismo fenómeno.
Para explicarlo, Aleksi Aaltonen, profesor asistente de Sistemas de Información de la Warwick Business School de Reino Unido y fundador de app Moves, señala que, aunque "las inversiones en estas empresas son especulativas" los inversores tienen mucha más experiencia sobre la valoración de los emprendimientos tecnológicos, por lo que el derrumbe de alguna de las empresas (se estima que el 75 por ciento de ellas no prosperarán) puede ser absorbido por el resto, que se convertirá en el grupo de compañías que dominará al mundo en la próxima década.
Sin embargo, los inversores también tienen motivos para apostar por estos unicornios, ya que a largo plazo pueden ser más rentables que las empresas tradicionales. Además, requieren de menos dinero y de menos recursos físicos y humanos para su desarrollo. Por ello se espera que su desarrollo continúe y logre evitar la explosión de la burbuja debido a la experiencia y la "conciencia" ganada por los inversionistas, en especial, con la crisis de comienzos de siglo.