El ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov, está elaborando la estrategia económica de Rusia para el año 2016. Sin embargo, esta semana un plan alternativo ha sido presentado al Consejo de Seguridad del país por Serguéi Gláziev, asesor del presidente ruso, escribe Escobar en su artículo para RT en inglés.
Según el analista, Gláziev está a favor de prohibir el uso de monedas extranjeras en las empresas rusas; introducir impuestos por la conversión de rublos a divisas; prohibir los préstamos extranjeros a las empresas rusas e incluso exigir a las compañías rusas que tienen préstamos occidentales que no los paguen.
Como era de esperar, ante la posibilidad de estas medidas drásticas algunas voces de EE.UU. han afirmado que "el sector energético ruso no sería capaz de encontrar mucha financiación sin conexiones con Occidente", apunta el analista.
Rusia se moverá aún más hacia oriente y al mismo tiempo pasará a liberarse de la mayor parte de la arquitectura institucional de Occidente
"Tonterías. Las empresas rusas encontrarían fácilmente financiamiento en fuentes chinas, japonesas y surcoreanas", explica.
A juicio de Escobar, independientemente de si la propuesta de Gláziev toma forma o no, "todo el episodio ya significa que Moscú no alberga ilusiones en un futuro próximo hacia los excepcionalistas" y que "no se esforzará al máximo para 'pacificar' a Washington".
Mientras tanto, prosigue el experto, si suponemos que alguna versión de la propuesta es aprobada por el Kremlin, "lo cierto es que puede convertirse en un gran golpe del que la Unión Europea podría no recuperarse".
En cuanto a Rusia, casi todas sus importaciones quedarían bloqueadas, mientras que las exportaciones de petróleo y gas natural se mantendrían constantes, señala Escobar, agregando que, en perspectiva, "esto debe crear un equilibrio importante en el superávit comercial para Rusia, un factor muy positivo para el crecimiento a largo plazo de la industria nacional".
Así que, si los 'amos del universo' pensaban que la presión incondicional tanto hacia Rusia como hacia China funcionaría, se equivocaron, afirma el periodista.
Rumbo a oriente
En opinión del experto, "Rusia se moverá aún más hacia oriente y al mismo tiempo pasará a liberarse de la mayor parte de la arquitectura institucional de Occidente", que incluye al FMI, el Banco Mundial, el Banco de Pagos Internacionales, entre otros.
Al mismo tiempo, Rusia y China seguirán con los proyectos de las Nuevas Rutas de la Seda, ya que es "de interés mutuo invertir y desarrollar un emporio paneurasiático".
Además, el gas natural iraní, con el que EE.UU. y la Unión Europea planean reemplazar las importaciones rusas, "irá principalmente a la parte asiática de Eurasia, y no a la Unión Europea, indica Escobar en su artículo.
"No importa lo que discutan Putin y Obama en su posible reunión a finales de mes en Nueva York, la presión excepcionalista sobre el oso no disminuirá", asevera el periodista. "Así que al oso le vale la pena mantener un arma financiera letal en la recámara", concluye.