Bajo su exaltación del odio y el racismo, el grupo extremista estadounidense Ku Klux Klan (KKK) oculta una prolífica organización mercantil, según informa el portal web Priceonomics.
Esta conclusión se basa en una investigación publicada en 2011 por los economistas estadounidenses Roland G. Fryer y Steven D. Levitt sobre las gestiones financieras del 'Klan', quienes dedujeron que, en los años 20, esta organización se convirtió en una gigantesca estructura de 'marketing' con un sistema piramidal de varios niveles.
De este modo, el aparato burocrático del grupo segregacionista aprovechó el racismo popular latente y se enriqueció gracias al dinero de sus afiliados, cada uno de los cuales abonaba una cuota de ingreso de 10 dólares y una suscripción anual de 5 dólares.
Además, el 'Klan' obligaba a sus miembros adquirir túnicas oficiales por dos dólares y vendía diferentes artículos con la simbología del grupo, desde pólizas de seguros hasta espadas, cascos, chapas e, incluso, caramelos.
Diversas estimaciones indican que en 1924 el KKK pasó de tener 1,5 millones de afiliados —un 4 % de la población estadounidense de entonces— a superar los cuatro millones (un 15 %) y dedicaba todos sus ingresos a reclutar nuevos adeptos.
Como ejemplo de su poder económico, cuando la renta per cápita del país era inferior a 700 dólares, el líder de este grupo en Indiana, David Stephenson, llegó a obtener unos beneficios anuales que rondaron los 200.000 dólares, alrededor de 2,8 millones de dólares de hoy en día.
A pesar de posicionarse como una organización sin ánimo de lucro dedicada a una "causa" política y social —el racismo y la xenofobia—, en realidad "la verdadera genialidad del clan se basaba en su asombrosa habilidad para generar beneficios a costa de sus afiliados", concluyen Roland G. Fryer y Steven D. Levitt.