¿Qué impide la recuperación de la economía mundial?

"No se puede ignorar el riesgo de otra crisis financiera", advierte el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.

La economía mundial siguió tambaleándose en 2015, siete años después del comienzo de la crisis financiera global en 2008. Según datos del informe de la ONU 'Situación y perspectivas de la economía mundial 2016', la tasa media de crecimiento en las economías desarrolladas registró una caída de más del 54 por ciento desde la crisis. Unos 44 millones de personas están en paro en los países desarrollados, mientras que la inflación ha alcanzado sus niveles más bajos desde la crisis.

Asimismo, las tasas de crecimiento de los países avanzados también se han hecho más inestables, una tendencia que el ganador del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz considera sorprendente, puesto que "siendo economías desarrolladas con cuentas de capital completamente abiertas, deberían haberse beneficiado del flujo libre del capital y el riesgo compartido internacionalmente y así haber sufrido poca inestabilidad macroeconómica".

Las principales políticas aplicadas después de la crisis han empeorado las cosas

"Más aún, las transferencias sociales, incluidos los subsidios de desempleo, deberían haber permitido a las familias estabilizar su consumo", añade el economista y profesor estadounidense en su artículo publicado por el portal Project Syndicate.

El problema consiste en que las principales políticas que se han aplicado después de la crisis —el saneamiento presupuestario y la flexibilización cuantitativa (FC) por parte de los principales bancos centrales— han contribuido poco para estimular el crecimiento, las inversiones, el consumo de las familias. Al contrario, han tendido a empeorar las cosas, critica Stiglitz.

Es obvio que manteniendo las tasas de interés cerca del cero no aumenta necesariamente los niveles de crédito o inversiones. "Cuando a los bancos se les da la libertad de elección, escogen ganancias sin riesgo o incluso la especulación financiera en lugar de préstamos que apoyarían el objetivo más amplio del crecimiento económico", concluye el economista. La FC debería haber ido acompañada de unas tareas específicas para los bancos, opina Stiglitz. En lugar de animar a los bancos a no prestar, se les debería haber penalizado por guardar reservas excesivas.

"Parece que el torrente de liquidez ha ido de manera desproporcionada a crear riqueza financiera e inflar burbujas de activos, más que a reforzar la economía real", advierte el economista. "Pese a las bruscas caídas en los precios de las acciones en todo el mundo, la capitalización de mercado como cuota del PIB mundial continúa alta. No se puede ignorar el riesgo de otra crisis financiera", añade Stiglitz.