El dólar estadounidense y el yuan chino han sido depreciados como resultado de una trama acordada durante un encuentro secreto en el marco de la reunión de los ministros de Finanzas y los presidentes de bancos centrales del G20 en Shanghái (China) que tuvo lugar a finales de febrero.
Durante ese evento, el acto principal se llevó a cabo con mucha atención pública, a diferencia de la conversación paralela entre "los manipuladores monetarios" de Estados Unidos, Europa, Japón, China y el Fondo Monetario Internacional (FMI), escribe el comentarista financiero James Rickards en el portal Daily Reckoning.
El resultado fue la mayor operación de debilitamiento del dólar desde el famoso Acuerdo Plaza de 1985. La misión de ese pacto fue depreciar la moneda norteamericana, cuyo valor hacía daño a las exportaciones y al empleo de EE.UU. y que, en los tres años siguientes, cayó un 30 % y otorgó nuevas fuerzas a la economía de ese país.
Sin embargo, esta vez el mayor ganador ha sido China, mientras que los papeles perdedores se los han adjudicado Japón y Europa.
Manipulaciones monetarias
Las manipulaciones monetarias son juegos de suma negativa. Por ejemplo, un país puede recibir un impulso temporal tras devaluar su moneda, pero esa medida perjudica a sus socios comerciales e, incluso, el primer país que devalúa su moneda queda perjudicado si otros siguien el mismo camino.
Aun así, una nueva teoría de manipulación monetaria elaborada por el expresidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, supone que varios países se pueden beneficiar de una devaluación si actúan de manera simultánea para darle ventaja o alivio monetario a un país.
La devaluación drástica del yuan de China en agosto pasado envió una ola desestabilizadora al sistema financiero global. Con este telón de fondo, los poderes globales financieros que se reunieron en Shanghái se pusieron de acuerdo en que el gigante asiático necesitaba ayuda porque, al ser la segunda mayor economía del mundo, su caída podría arrastrar a los demás, señala Rickards.
De todos modos, devaluar aún más el yuan resultó imposible por el riesgo de aumentar la desestabilización de los mercados. La solución fue debilitar esa moneda de manera relativa al apreciar las de los socios principales de China: Japón y Europa. En otras palabras: si el yen y el euro aumentan su valor es lo mismo que si el yuan se deprecia, pero sin el choque de devaluación.
¿Cómo lograron su propósito Japón y la Unión Europea? "Por medio al aumento de expectativas", explicó el analista. En la política monetaria tradicional, un banco central devalúa y aprecia su moneda con un recorte y un aumento de tipos, respectivamente, pero tanbién puede minimizar su valor al aumentar las expectativas de una subida de tipos y, luego, no hacer nada. Los mercados responden a ese cambio, que es equiparable a un recorte invisible de tasas.
Efecto del Acuerdo de Shanghái
El efecto inmediato del nuevo Acuerdo de Shanghái fue que el euro y el yen subieron en comparación con el dólar, mientras que el yuan cayó sin un anuncio explicito de devaluación por parte de China.
Por su parte, la Reserva Federal de EE.UU. siguió un curso algo diferente en este plan, porque lo importante era que los mercados prestaran la mayor atención a la tasa yuan-dólar. Así, la entidad norteamericana provocó la depreciación del dólar cuando el 16 de marzo decidió no hacer nada y existían expectativas de que incrementara sus tasas.
"Ante la apreciación de las monedas de la UE y Japón y el debilitamiento del dólar, nadie notó la devaluación de facto por parte de China, porque la tasa yuan-dólar se mentuvo sin cambios. ¡Fantástico!", acentúa Rickards.
EE.UU. y China son las dos mayores economías mayores del mundo y, si caen, los demás países irán detrás. Ambos países registraron "indicios de debilidad", con lo cual era el turno en el que "Europa y Japón tenían que ceder a China", resume este experto.