Tras los pronósticos que apuntan a que Arabia Saudita podría quedarse sin petróleo en menos de 15 años, el país busca romper su dependencia económica del crudo que ha impedido el desarrollo de otros sectores. Sin embargo, la estrategia encaminada a diversificar su economía, denominada 'Proyecto de la Visión de Arabia Saudita 2030', se ve rodeada de importantes obstáculos de distinta índole, señala 'El Confidencial'.
Dentro de la serie de reformas que abarca el programa se destacan la venta de acciones de la petrolera estatal Aramco, la privatización de numerosas áreas como la salud y la educación y el desarrollo de la industria del transporte y armamento. Igualmente, contempla la apertura al turismo extranjero y el aumento de la minería encaminada a la extracción de otros recursos naturales abundantes en el territorio.
Aunque el plan cuenta con gran potencial y podría convertirse en la transformación más radical del reino en muchos años, varios analistas lo consideran poco viable. El príncipe heredero sustituto, Mohamed bin Salmán, hijo del actual monarca e impulsor de las primeras reformas, se enfrenta a una legislación difícil de modificar pese a la reorganización ministerial que ha ido implementando y a tensiones sociales complejas.
Pero además del peso de la oposición, Bin Salmán cuenta con la presión provocada por la creciente influencia del Estado Islámico dentro del territorio saudita y por la serie de conflictos militares producto de la campaña en Yemen que mantiene en tensión a todos los países de la región.
Si Arabia Saudita logra sortear la crisis interna, la reestructuración de su economía podría devolverle al país un "cómodo lugar entre las naciones modernas" y evitar que viva los próximos años en una constante inestabilidad, concluye la publicación.
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