La floreciente industria minera, la demanda energética y el crecimiento económico han impulsado el desarrollo de 29 granjas solares que abastecen la red energética de Chile, pero que también crean un exceso de producción. Tan solo este año se espera que el país ―en constante aumento de producción energética― reciba alrededor de 1,4 gigavatios de energía solar, lo suficiente como para abastecer a cientos de miles de viviendas, frente a los 371 megavatios producidos en 2015, según informa Bloomberg.
En ese sentido, los precios al contado de la energía alcanzaron un valor de cero en partes del país en 113 días del año hasta abril, con lo cual la cifra se encamina a superar el total de 192 días del año pasado. Para los consumidores, este fenómeno es una buena noticia, puesto que pueden disfrutar de la energía literalmente regalada o a precios muy bajos, pero tanto los inversores como las compañías energéticas que luchan por generar ingresos y cubrir los gastos de mantenimiento de sus plantas sufren directamente la caída de los precios.
En este contexto, Carlos Baria, exjefe de la división de energía renovable del Gobierno chileno señala que la caída de los precios se debe a que la región posee demasiada energía que no puede ser transferida a otras partes del país, además de que se observa una menor demanda energética. Asimismo, sostiene que la ausencia de infraestructura adecuada de distribución energética se explica por el hecho de que la red se ubica en dos regiones, la norteña y la central, que no están conectadas entre sí.
En lo que respecta al futuro de este campo, el gerente general de la empresa energética Acciona, José Ignacio Escobar, afirma que "los precios de la energía en Chile seguirán cayendo hasta que se solucione el problema de la infraestructura […] La situación era esperada pero no se tomaron nuevas medidas regulatorias, no se construyó infraestructura", concluye.