Según 'The New York Times' el plan anticrisis elaborado por las autoridades de San José para reducir el déficit presupuestario no resuelve el problema fundamental: la caída de los ingresos del fisco. Además, los sindicatos se muestran contrarios a la implementación del plan.
En EE.UU. es una práctica bastante habitual que las ciudades se declaren en bancarrota. En el caso concreto de San José, además, cabe destacar que la ciudad actualmente ya no desempeña las funciones que llevaba a cabo hace más de medio siglo, dijo a la Voz de Rusia el director del departamento de análisis de la compañía United Traders, Mijaíl Krylov.
Krylov opina que esta situación se debe al crecimiento de las ciudades, que provocó que estas se fusionaran con sus suburbios. "El resultado de esta evolución son 'ciudades fantasma' de las que se han ido todas las compañías. Tienen grandes problemas con los presupuestos", destacó.
"Lo que está pasando es muy interesante, ya que las autoridades de EE.UU. ya han declarado, en el caso de Detroit, que no van a ayudar en esta situación. Tampoco nadie va a salvar a San José, por supuesto. Por otra parte, en EE.UU. la práctica de impagos por parte de ciudades es común. Detroit es un ejemplo significativo por las dimensiones de la ciudad. San José es un poco más pequeño", explicó Krylov.
Ahora, de un presupuesto general de 1.100 millones de dólares se destinan a gastos sociales cerca de 245 millones, una cantidad que va en aumento. Para ahorrar dinero la tercera ciudad más poblada de California se vio obligada a cerrar las bibliotecas, a recortar el número de empleados municipales y a reducirles el salario a los que conservaron el puesto. Como resultado de los recortes en la financiación, las calles de San José están en malas condiciones y la delincuencia ha aumentado.
De esta manera San José podría sumarse a la lista de ciudades que ya cayeron en bancarrota, como Detroit. En agosto el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que dejará el cargo tras las próximas elecciones, admitió que la ciudad que gobierna también podría caer en la quiebra si su sucesor no logra controlar a corto plazo los gastos provisionales y sociales, ambos en alza.
Además, Filadelfia hizo pública su decisión de pedir un préstamo de 50 millones de dólares para poder abrir las escuelas a tiempo para el inicio de curso.