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EE.UU. y la UE, rumbo a una zona de libre comercio: ¿complot contra China y Rusia?

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EE.UU. y la UE parecen decididos a crear una zona de libre comercio de escala transatlántica, algo que muchos ven como un intento de detener el avance de China, Rusia y otros países en desarrollo.
EE.UU. y la UE, rumbo a una zona de libre comercio: ¿complot contra China y Rusia?
Según expertos del sitio ruso Finmarket un nuevo monstruo comercial podría pronto desafiar al mundo. En julio de 2013 EE.UU. y la Unión Europea ya empezaron a elaborar las prioridades para el futuro Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones.

En teoría, una zona de libre comercio beneficiaría a los países de ambos lados del Atlántico. La economía de EE.UU. recibiría anualmente 90.000 millones de euros adicionales, y el presupuesto de la UE sería complementado con 100.000 millones de euros adicionales. Según las estimaciones de la Comisión Europea, si la zona se lanzara en 2015, en Europa se crearían 400.000 nuevos puestos de trabajo, y cada hogar europeo obtendría un aumento en sus ingresos de unos 545 euros.

Funcionarios europeos sostienen que el resto del mundo también saldría ganando: gracias a la zona de libre comercio la economía mundial debería aumentar en 100.000 millones de euros. Sin embargo, los países en desarrollo no deben llevarse a engaño, advierte el economista del Banco Mundial Aaditya Mattoo, que supervisa la integración comercial en el Banco Mundial y se muestra preocupado por varios aspectos del acuerdo inminente.

No hay lugar para Rusia y China

Se supone que en la nueva zona de libre comercio los impuestos se reducirán. Dado que el nivel actual de las tarifas comerciales en EE.UU. y en Europa ya es bajo (menos del 3% de promedio), los socios podrán importar bienes prácticamente gratis con la excepción de artículos con grandes aranceles aduaneros, como los zapatos.

Sin embargo, no será posible importar todo a los países desarrollados. Probablemente EE.UU. y la UE establezcan normas de alta calidad. Es posible que el importador tenga que obtener un certificado de conformidad en cada país de la UE. Ya existen ejemplos de este tipo de acuerdos. 

Aunque las naranjas brasileñas pueden ser vendidas en Portugal, no puede llegar a otros países europeos sin un control adicional. Para avanzar en el continente europeo, las empresas brasileñas tienen que rogar literalmente a docenas de funcionarios europeos.

Esto significa que, en primer lugar, los países en desarrollo van a sufrir tras el lanzamiento de la nueva zona de libre comercio, predice Mattoo. "Si se va a crear una alianza transatlántica, los más vulnerables serán los productos procedentes de China, India y Rusia", destaca el economista.
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