En medio de la indignación popular en la sociedad brasileña por los gastos en los eventos deportivos pasados, como la Copa Confederaciones, y los futuros, como el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de 2016, los funcionarios brasileños estiman que los turistas compensarán las inversiones en el Mundial.
"Calculamos que los extranjeros gastarán 7.000 millones de reales (unos 3.180 millones de dólares) durante los 30 días del Mundial y los brasileños el resto", dijo a Efe el presidente del Instituto Brasileño de Turismo (Embratur), Flavio Dino, que aseguró que las inversiones del Gobierno federal brasileño en la preparación del evento se sitúan entre los 25.000 millones y los 30.000 millones de reales (entre 11.360 millones y 13.630 millones de dólares).
Según Dino, los ingresos resarcirán los gastos y Brasil aún quedará con un importante legado en aeropuertos, sistemas de transporte, estadios y otras infraestructuras, por lo que aseguró que "es una operación que compensa".
El jefe de Embratur explicó que hasta el momento las protestas recorridas por el país contra los gastos en los eventos deportivos a nivel internacional "no han tenido ningún impacto" financiero. Sin embargo, expresó que el temor del Gobierno está ante el efecto de posibles protestas durante el Mundial cuando a Brasil llegarán 600.000 extranjeros y 20.000 periodistas.
Pese al amor de los brasileños hacia el fútbol, muchos se oponen a que los fondos del presupuesto vayan a la construcción de instalaciones deportivas. Así, en junio se registró una ola de protestas por todo Brasil en contra de la política de su Gobierno por el elevado desembolso que supone la organización de eventos deportivos como el Mundial de Fútbol de 2014. El factor que en ese entonces desató la ira del pueblo fue la subida del precio de los billetes del transporte público.