En la subasta, cuyo resultado se anunció este lunes, la empresa francesa Total recibió un 20%, la anglo-holandesa Shell otro 20%, las chinas China National Corporation y China National Offshore Oil Corporation obtuvieron un 10% cada una, mientras la estatal brasileña Petrobras, cuya participación estaba garantizada por ley, se quedó con el 40%.
Este consorcio recibió el derecho de explotación de Libra durante 35 años. Ese campo marítimo es el mayor del mundo de aguas profundas y se encuentra a unos 180 kilómetros de la costa del estado brasileño de Río de Janeiro. Las reservas recuperables de Libra se estiman en de 8.000 a 12.000 millones de barriles de petróleo.
El consorcio vencedor entregará al Estado un 41,65% del petróleo excedente, es decir, del que sobra una vez descontados los costos de producción, lo que supone el mínimo exigido en las reglas de la subasta, que es la primera realizada siguiendo el nuevo modelo de producción compartida en vigor desde 2010. Además de ceder parte de la producción, las petroleras también pagarán un canon de unos 6.900 millones de dólares.
Se estima que en el campo Libra operarán de 12 a 18 grandes plataformas y hasta 90 barcos de apoyo. Se espera que comience a producir en 2019 y que en un plazo de quince años alcance la capacidad máxima de 1,4 millones de barriles diarios. Como subrayó el ministro brasileño de Minas y Energía, Edison Lobão, el desarrollo del yacimiento será un nuevo paso en la producción de petróleo.
La subasta se llevó a cabo en medio de acciones de protesta contra la iniciativa por parte del sector de los hidrocarburos y de los partidos políticos de izquierdas, que consideran que supone una "privatización" de la riqueza petrolera de Brasil. Desde el pasado fin de semana, los tribunales han rechazado ya más de 20 demandas que exigían la suspensión de la licitación.
Centenares de manifestantes protestaron cerca del hotel de Río de Janeiro donde se realizó la licitación. Los manifestantes se enfrentaron a la Fuerza Nacional, que los dispersó con gases lacrimógenos y balas de goma y dejaron al menos ocho heridos.
Por su parte el periodista Leandro Renou cree que hay posibilidad de que algunas multinacionales salgan de la explotación. "Lo que sí podría pasar es que cualquiera de esas empresas abandone el proyecto, por lo tanto lo que es importante en este caso es que el Estado mantenga el control de la operación siempre sobre todos los casos y pueda hacerlo a más largo plazo", dijo a RT Renou.