Todas las comunidades autónomas españolas menos el País Vasco y Navarra pagan a Madrid sus impuestos, que se reparten entre administraciones y territorios para financiar los servicios públicos e infraestructuras de todo el Estado español. Este dinero sirve para pagar también los salarios a los funcionarios estatales. La plataforma www.thecatalanproject.org grabó un video para evaluar cuánto dinero ahorraría Cataluña si consiguiera convertirse en Estado independiente. Concluyó que un 30% de los impuestos pagados por los catalanes no regresan a la comunidad.
Este porcentaje supone un total de 2.250 euros por cada catalán y 16.000 millones de euros anuales para la Comunidad en su totalidad. La cifra corresponde al 8% del PIB de Cataluña. "Estos 16.000 millones bien gestionados servirían para dar una buena sanidad, educación, la red de trenes, a los catalanes. Incluso quedaría dinero para ser solidarios con otras regiones", asegura el portavoz de thecatalanproject.org, Xavier Sala-i-Martin.
"Si hacemos una suma del dinero que no habría vuelto a Cataluña desde 1986, tendremos que hablar de 300.000 millones de euros. Significa 42.190 euros por cada catalán, el equivalente a trabajar gratis durante más de 20 meses. Eso si tenemos en cuenta el salario medio de un trabajador catalán. Si Cataluña tuviera su propio Estado, receptaría sus impuestos y tendría estos 16.000 millones de euros que ahora paga y que no regresan a su tierra... Claro está que no sería una cifra limpia, ya que de estos 16.000 millones habría que restar el dinero destinado a pagar a la Administración catalana, pero para eso se necesitarían 3.000 millones de euros", insiste Ángel de la Fuente, profesor del Instituto de Análisis Económico (Barcelona).
Según los últimos sondeos, el 46% de la población de Cataluña apoya la idea de un Estado soberano. Los avances del independentismo catalán han llevado al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, a ratificar este miércoles por escrito que si la comunidad española se independiza quedará automáticamente fuera de la UE y deberá pedir la adhesión si quiere volver a formar parte de esta organización. "Si parte del territorio de un Estado miembro de la UE deja de formar parte de ese Estado porque se convierte en un nuevo Estado independiente, los Tratados dejarán de aplicarse a ese territorio", puntualizó. Indicó asimismo que este nuevo Estado puede negociar su entrada en la Unión, pero avisó de que esta "debe ser ratificada por todos los Estados miembros y por el Estado solicitante".