Apenas dos años antes de la elección presidencial, la Oficina del Censo había sorprendido a un empleado fabricando datos que fueron incluidos en el informe de desempleo, uno de los baremos más seguidos de la economía.
El periodista, citando fuentes bien informadas, sostiene que la falsificación se hizo más patente en el momento en que el presidente Obama buscaba la reelección en 2012 y -asegura- continúa en la actualidad.
El empleado que falsificaba los resultados es Julius Buckmon, de acuerdo a los documentos confidenciales del censo obtenidos por 'The New York Post'. "Buckmon me dijo en una entrevista el fin de semana pasado que los altos mandos del Censo le dijeron que se inventara información", destacó John Crudele.
No es el primer caso de falsificación
Buckmon podría haber reducido la tasa de desempleo cambiando los resultados de la encuesta y, en esencia, creando personas de la nada y dándoles puestos de trabajo, opina Crudele. El Censo nunca reveló públicamente la falsificación ni informó al Departamento de Trabajo de Estados Unidos que sus datos habían sido falsificados."Sí, por supuesto, nos debería haber informado", dijo un portavoz del Departamento.
Según Crudele, no es el primer caso de falsificación. "En el informe del Censo de 2010, una enorme y costosa encuesta a escala nacional que se prolonga durante todo un año, yo sospechaba (y escribí en una serie de columnas sobre ello) que la Oficina del Censo de EE.UU. contrataba y despedía inexplicablemente a trabajadores temporales", explicó John Crudele.
"Yo sospechaba que estos repuestos se realizaban de forma intencionada para aumentar el número de nuevos puestos sobre los que informan cada mes", agregó.
"La semana pasada me ofrecí a darle toda la información que tengo, incluyendo nombres, fechas y cargos al inspector general del Departamento de Trabajo. Estoy esperando su respuesta", dijo Crudele.
"En esencia, la falsificación de estos datos tiene consecuencias nefastas para el país", concluye el reportero.