Según expertos de EE.UU., se trata un acto de buena voluntad para dar un impulso positivo a Teherán. Según la firma de investigación estadounidense Roubini Global Economics, las sanciones exprimieron a Irán. Indicadores económicos como la inflación y el paro alcanzaron niveles récord del 30% y el 20%, respectivamente, mientras que las ventas de petróleo, que representan el 80% de los ingresos del Gobierno, se redujeron a la mitad. El rial iraní se devaluó en casi un 100% frente al dólar, mientras que la cesta de la compra se puso por las nubes: productos de primera necesidad como el pollo, la leche o los huevos duplicaron sus precios.
La primera etapa del levantamiento de las sanciones aportaría entre 7.000 millones y 8.000 millones de dólares al presupuesto de Teherán. Esta suma se obtendría dando a Irán acceso a 3.600 millones de dólares de los activos que tiene congelados en el extranjero y suavizando las restricciones sobre el comercio de productos petroquímicos, metales preciosos y piezas de recambio para coches y aviones. Si la República Islámica cumple con todos los detalles del acuerdo, que le obliga a congelar su programa atómico durante medio año, después del cual se levantaría otra parte de las sanciones. Sin embargo, hay analistas que opinan que no todo es tan simple como parece y que el compromiso conseguido favorece, en primer lugar, a los países occidentales.
La Unión Europea, sacudida por la profunda crisis financiera, será la que más se beneficiará del acuerdo. Tradicionalmente, es uno de los socios más importantes de la República Islámica, ya que el volumen del comercio bilateral supera los 27.000 millones de dólares anuales. Según comentó el analista político Emmanuel Navon al diario israelí 'The Jerusalem Post', los gigantes del sector automovilístico, entre ellos BMW, Mercedes-Benz, Rover, Audi, Volkswagen, Renault y Peugeot, aprovecharán el momento para intensificar sus exportaciones al país asiático. Se filtra que el Gobierno sueco ya está sondeando el terreno para que su 'monstruo' de telecomunicaciones, Ericsson, pueda robustecer su negocio gracias a Teherán. El diario estadounidense 'The Wall Street Journal', por su parte, revela que la petrolera francesa Total y la anglo-neerlandesa Royal Dutch Shell han estado negociando activamente con Irán.
Según el economista ruso Valentín Katasónov, la vigencia del embargo a Irán amenaza también las bases del sistema económico de EE.UU. El analista insiste en que Teherán ha creado un precedente para tambalear el estatus del dólar como divisa internacional, ya que este se basa en el poderío del petrodólar. La República Islámica ha logrado demostrar al mundo que se puede crear un ciclo de comercio totalmente independiente del dólar, subraya Katasónov. A pesar de las sanciones, Teherán siguió exportando crudo a más de 30 países, los gigantes asiáticos de China y la India entre ellos.
Los volúmenes anuales del comercio entre Irán y China equivalen a un monto de entre 20.000 millones y 30.000 millones de dólares anuales. A inicios de 2012 los dos países empezaron a usar el yuan para los pagos: ahora la divisa china cubre, aproximadamente, la mitad de este volumen, según la cifra del economista. El resto de intercambios se materializan mediante el trueque: a cambio de petróleo, Irán recibe todo tipo de mercancías de fabricación china, desde tejidos hasta equipamiento técnico. La rupia cubre un 45% del comercio entre la República Islámica y la India. Siria exporta al país persa productos textiles y agrícolas a cambio de productos petroquímicos. En febrero de 2012 el Banco Central de Irán declaró que aceptaba oro y, según Katasónov, esta divisa es la principal en los negocios que Irán realiza con Irak y Turquía.
El paquete de sanciones impuesto por Washington a finales del mismo año prohibió usar el oro para realizar pagos a las entidades físicas y jurídicas iraníes. Sin embargo, expertos insisten en que es prácticamente imposible controlar las operaciones con oro. A los inicios de 2013 Teherán dio una cifra oficial: su banca posee unos recursos en oro de 340 toneladas. Pero existen también estimaciones alternativas que ponen la cifra en más de 900 toneladas, una cantidad que prácticamente equivale a las importaciones del país durante un año.