El-Badri afirmó en una entrevista a medios alemanes que "en muchos campos petrolíferos ya se están reduciendo rápidamente los volúmenes de producción" de este tipo de crudo, "en algunos casos hasta en un 60% durante el año".
Según sus pronósticos, para el año 2018 la producción de petróleo de maneras no convencionales en EE.UU. aumentará a cinco millones de barriles al día, pero luego comenzará a disminuir. En los países de la OPEP, al contrario, en 2035 esta cifra se incrementará en 10 millones de barriles y alcanzará los 47 millones de barriles diarios, dijo el secretario general de la organización.
Por su parte, el economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, dijo que "esperando el rápido crecimiento de la producción de petróleo de esquisto en EE.UU., la OPEP hizo una pausa en su actividad inversora".
"Estoy muy preocupado por las consecuencias de la próxima abundancia de petróleo de esquisto estadounidense, estoy preocupado por si estamos enviando señales erróneas a los países de la OPEP, ya que esta situación puede conllevar el abandono de sus programas de inversión", indicó Birol.
A mediados de noviembre se informó de que la producción de petróleo en EE.UU. superó por primera vez en casi 20 años los volúmenes de la importación de hidrocarburos. La Organización de Países Exportadores de Petróleo reconoció a principios de mes que la 'revolución del petróleo de esquisto' en EE.UU. representa una amenaza para su dominio en los mercados mundiales de crudo, al tiempo que varios expertos en seguridad energética opinan que el optimismo manifestado por el país norteamericano en relación a las ventajas que obtendrá de la extracción de petróleo de esquisto no está justificado.