"El predominio de la moneda estadounidense es la causa fundamental de la crisis financiera y económica mundial. La solución a esto es remplazar esta moneda por una moneda global", dijo el académico chino citado por el diario 'China Daily'.
Lin, que actualmente es profesor de la Universidad de Pekín, señaló que expandir el cesto de las divisas principales –el dólar, el euro, el yen japonés, la libra esterlina o incluso el yuan- no resolvería los problemas generados por la crisis financiera de 2008.
Lin instó a la comunidad internacional, en especial a EE.UU. y a la Unión Europea, a tomar parte activa en las nuevas iniciativas sobre divisas e infraestructuras.
"China solo puede desempeñar el papel de apoyo en la realización de estos planes. Es necesario que EE.UU. y Europa respalden estos planes y creo que el G20 es una plataforma ideal para discutir estas ideas", dijo.
Para incentivar la economía mundial azotada por la crisis financiera, el economista chino propuso lanzar una "iniciativa global de infraestructuras" que impulse el crecimiento en los países pobres y en desarrollo y a la vez beneficie a las economías avanzadas.
El concepto de una supermoneda global lleva años siendo propuesto por algunos líderes mundiales y las llamadas a su consideración por los líderes de Rusia y China se han intensificado tras la crisis financiera de 2008.
"Llegamos a la conclusión de que sería racional apoyar la creación de fuertes monedas regionales que sirvan de base para una nueva moneda de reserva", afirmó el entonces presidente ruso Dmitri Medvédev durante una cumbre del G20 en abril de 2009.
Sin embargo, no todos economistas comparten esta idea. David Boom, el jefe global de FX Research, del conglomerado financiero HSBC, afirmó a 'China Daily' que el cambio de la política monetaria global "ocasionaría fluctuaciones de las monedas de economías emergentes conllevando una desestabilidad financiera".
Una de las preocupaciones más agudas sobre el concepto de supermoneda es que su introducción podría disparar la inflación y potencialmente debilitar las monedas nacionales de los países en desarrollo. Además podría llevar a hacer todavía más complejas las instituciones financieras y políticas existentes.
"Una regulación financiera más eficaz y una mejor gobernación mundial, junto con mejores políticas fiscales y estructurales, harían mucho más que una moneda única por la estabilidad financiera mundial", comentó Eswar Prasad, profesor de la Universidad Cornell.