Rusia y China confraternizan en el 'tatami' energético

La reunificación de Crimea con Rusia está a punto de cambiar el mercado energético mundial, consideran los analistas, ya que si Occidente se arriesga a aplicar más sanciones a Moscú este consolidará su cooperación energética con Pekín.
Mientras que la crisis de Crimea demostró que Rusia está dispuesta a proteger a sus ciudadanos pese a las amenazas de Occidente, la cooperación con China inevitablemente se perfila como uno de los principales rumbos estratégicos de la política energética del Kremlin a largo plazo. 
 
Como reveló el consejero de la embajada china en Moscú, Zhang Di, Pekín está interesado en el desarrollo de la cooperación bilateral en el sector petrolero y las empresas del sector tienen "amplias perspectivas de cooperación en esta área". De hecho, las palabras del diplomático se confirman con pasos concretos como la firma de un acuerdo con Rusia sobre la compra de petróleo por 350.000 millones de dólares durante los próximos años.

Asimismo, según la agencia Bloomberg, solo el mes pasado las importaciones chinas alcanzaron 2,72 millones de toneladas de petróleo, una cifra récord del comercio entre Rusia y China en las últimas décadas. Actualmente el volumen de las exportaciones rusas constituye el 12% del importe petrolero total chino, el nivel más alto en los últimos siete años.  

Los expertos entrevistados por Bloomberg señalan que, con el telón de fondo de la contraproducente postura de Occidente hacia Rusia, en los próximos años Moscú intentará redirigir sus exportaciones de petróleo y de gas, lo que llevaría a un significativo aumento de los precios del gas y el petróleo en Europa, que recibe alrededor del 30% del gas natural ruso.

Pese a los intentos europeos de diversificar su abastecimiento energético, las alternativas como, por ejemplo, los prometedores yacimientos de esquisto de Polonia aún tienen que ser exploradas más profundamente. 
 
No obstante, como sostiene la revista 'Forbes', el sector petrolero es solo la punta del iceberg de las relaciones comerciales, que también incluyen los planes de firma de un contrato entre la empresa rusa Gazprom y la china CNPC para las importaciones de gas ruso, que posiblemente tendría lugar en mayo.

De acuerdo con los analistas, las sanciones de EE.UU. contra una entidad bancaria de Rusia no han causado daño alguno a la economía del país, aunque sí que han sido una clara señal para Moscú de la necesidad de modificar su sistema financiero, por lo que ya están previstas negociaciones para aumentar la presencia rusa en el sistema nacional de pagos China Union Pay. 

Además, es muy probable que el 'giro hacia China' dé un segundo impulso a varios proyectos pendientes de infraestructura, así como al sector nuclear y de la aviación, por ejemplo con la construcción de centrales nucleares flotantes, reactores nucleares para naves espaciales y el proyecto conjunto de un helicóptero de transporte pesado. 

Las relaciones económicas con China, a diferencia de las relaciones con EE.UU. o la UE, corren menos riesgos políticos, y según estiman los analistas son igualmente beneficiosas para las dos potencias. Así, Rusia ocupa un lugar central en la estrategia de desarrollo de China, y se considera que las relaciones con Moscú garantizan la seguridad energética de Pekín, fortaleciéndolo ante las posibles presiones de Occidente. Mientras que para Rusia la cooperación con China no solamente podría reemplazar a algunos socios occidentales a largo plazo, sino que significará el acceso a mercados de Asia Oriental considerados el futuro de la política y económica mundial.