Economía
El gas de pizarra y el 'fracking' no salvarán las economías de EE.UU. y la UE
Los efectos saludables de la llamada revolución del gas de esquisto y petróleo no convencional para el futuro de EE.UU. son una exageración, mientras que en Europa las nuevas fuentes de hidrocarburos jamás podrán satisfacer la creciente demanda.
Así lo sugiere un pronóstico publicado por el Instituto del Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI, por sus siglas en francés), con sede en París, Francia.
"Nuestro análisis muestra que incluso para EE.UU., el petróleo no convencional y la revolución del gas no son una panacea para la economía, el espíritu competitivo industrial y el poder adquisitivo nacional, ni lo son para el logro de los objetivos a largo plazo del sector energético y la política del clima", afirman los investigadores Thomas Spencer, Oliver Sartor, Mathilde Mathieu en el resumen de su artículo publicado en una edición del boletín 'Policy Brief'.
A pesar de precios muy bajos y últimamente poco sostenibles del gas natural y el petróleo extraído mediante la tecnología de fracturación hidráulica ('fracking'), su introducción en el mercado ha generado un impacto mínimo en la macroeconomía estadounidense, sostienen los científicos. Su estimación 'optimista' del efecto a largo plazo que este proceso va a tener entre 2012 y 2035 no supera el 1% del nivel actual del producto interno bruto estadounidense. En comparación con la tasa de crecimiento anual de un 1,4%, este aumento no les parece muy significativo.
Algunos empresarios estadounidenses enfatizan los estímulos que traen consigo el gas de pizarra y el petróleo no convencional para el sector productivo de la economía de EE.UU. Los economistas franceses calcularon que al contrario, en 2012 las fuentes no tradicionales de hidrocarburos propiciaron un descenso en el mismo y en un futuro previsible solo podrán agregar un 1,2% adicional al PIB del país norteamericano.
"No hay ninguna prueba de que el gas de pizarra conduzca a un renacimiento industrial general en EE.UU.", constatan los expertos franceses. Asimismo niegan que la fracturación hidráulica pueda librar a la economía estadounidense de la dependencia que tiene respecto a los suministros de petróleo del extranjero.
Sin embargo, admiten los investigadores, muchos se preguntan si la Unión Europea puede repetir la experiencia estadounidense en la producción de gas de pizarra, con miras a una mejora en el espíritu competitivo de esta comunidad de naciones. Y su respuesta es otra vez negativa: "Hay varios motivos que implican que la UE no reproducirá la escala estadounidense de la revolución del gas de pizarra".
Tampoco es muy alentadora la perspectiva de transportar los hidrocarburos a Europa desde EE.UU., creen los expertos del IDDRI. Los proyectos existentes no permitirán eliminar la dependencia del gas y el petróleo suministrado por Rusia, lo que buscan actualmente los promotores de unas sanciones económicas a largo plazo contra Moscú.
"Nuestro análisis muestra que incluso para EE.UU., el petróleo no convencional y la revolución del gas no son una panacea para la economía, el espíritu competitivo industrial y el poder adquisitivo nacional, ni lo son para el logro de los objetivos a largo plazo del sector energético y la política del clima", afirman los investigadores Thomas Spencer, Oliver Sartor, Mathilde Mathieu en el resumen de su artículo publicado en una edición del boletín 'Policy Brief'.
A pesar de precios muy bajos y últimamente poco sostenibles del gas natural y el petróleo extraído mediante la tecnología de fracturación hidráulica ('fracking'), su introducción en el mercado ha generado un impacto mínimo en la macroeconomía estadounidense, sostienen los científicos. Su estimación 'optimista' del efecto a largo plazo que este proceso va a tener entre 2012 y 2035 no supera el 1% del nivel actual del producto interno bruto estadounidense. En comparación con la tasa de crecimiento anual de un 1,4%, este aumento no les parece muy significativo.
Algunos empresarios estadounidenses enfatizan los estímulos que traen consigo el gas de pizarra y el petróleo no convencional para el sector productivo de la economía de EE.UU. Los economistas franceses calcularon que al contrario, en 2012 las fuentes no tradicionales de hidrocarburos propiciaron un descenso en el mismo y en un futuro previsible solo podrán agregar un 1,2% adicional al PIB del país norteamericano.
"No hay ninguna prueba de que el gas de pizarra conduzca a un renacimiento industrial general en EE.UU.", constatan los expertos franceses. Asimismo niegan que la fracturación hidráulica pueda librar a la economía estadounidense de la dependencia que tiene respecto a los suministros de petróleo del extranjero.
Sin embargo, admiten los investigadores, muchos se preguntan si la Unión Europea puede repetir la experiencia estadounidense en la producción de gas de pizarra, con miras a una mejora en el espíritu competitivo de esta comunidad de naciones. Y su respuesta es otra vez negativa: "Hay varios motivos que implican que la UE no reproducirá la escala estadounidense de la revolución del gas de pizarra".
Tampoco es muy alentadora la perspectiva de transportar los hidrocarburos a Europa desde EE.UU., creen los expertos del IDDRI. Los proyectos existentes no permitirán eliminar la dependencia del gas y el petróleo suministrado por Rusia, lo que buscan actualmente los promotores de unas sanciones económicas a largo plazo contra Moscú.
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