Por un lado, destaca, que los detractores, en primer lugar, argumentan que China tiene buenas relaciones con Irán y Arabia Saudita y que incluso el país asiático fue acusado de debilitar las sanciones internacionales impuestas a Irán. Además, agrega, China ha trabajado para incorporar a la región una infraestructura de transporte que conecte con Europa, "lo que la convierte en un actor regional importante en Oriente Medio". En tales condiciones, algunos temen que el 'Dragón Rojo' pueda adoptar posiciones antiisraelíes en futuros conflictos regionales y pueda promover resultados que son contrarios a los intereses de Israel, continua Evron.
Cualquier intento de frustrar el interés de China en Israel no solo bloqueará los recursos económicos, sino que negará a Israel medios políticos útiles
El investigador también destaca que hay opiniones de que lo que buscan las empresas chinas en Israel es extender su régimen y hacerse con el control de importantes conexiones israelíes y el acceso a la información, recursos tecnológicos y otros bienes esenciales. "De acuerdo con esta afirmación, actividades tales como la adquisición de control de las empresas israelíes y el fomento de la cooperación entre instituciones académicas puede permitir a China canalizar tecnologías cruciales y recursos procedentes de Israel a China, y por lo tanto drenaría a Israel sus activos cruciales", explica Evron reiterando que en caso de que China decida debilitar a Israel este riesgo sería "especialmente grave".
Por otro lado, dice el investigador, los defensores de la inversión china desestiman estas preocupaciones y afirman que las empresas chinas no son nada más que instituciones económicas regulares movidas por motivos de pérdidas y ganancias. Los que proponen la inversión china argumentan que hay naciones no menos sensibles a China que Israel y, sin embargo, permiten las actividades de sus empresas y que China se ha convertido en la segunda mayor superpotencia económica del mundo y aspira a destronar a EE.UU. a finales de esta década, agrega.
A juicio de Evron, "cualquier intento de frustrar el interés de China en Israel no solo bloqueará los recursos económicos, sino que negará a Israel medios políticos útiles". En su opinión, la inversión china y la actividad económica en Israel pueden proporcionar a Tel Aviv ciertas herramientas para fortalecer las relaciones bilaterales, mientras que "cerrar la puerta a China" significaría dejar a Israel sin medios de influencia en un momento en el que China juega un papel cada vez más importante en Medio Oriente. No obstante, advierte que Israel debe "abrir sus puertas a China" con cautela, asegurándose que tal actividad "no facilite un futuro golpe a las empresas israelíes y a la economía israelí en general".