Para asegurar sus intereses económicos, Rusia busca aumentar su dominio en la plataforma ártica, basándose en una Convención de la ONU. Además, por primera vez en la historia de esas llanuras glaciales, las tropas aerotransportadas rusas saltaron a la deriva en el área de la estación ártica de Barneo, cerca del Polo Norte, en el marco de unas maniobras sin precedentes.
Aparte de los entrenamientos de este tipo, Rusia lleva a cabo una serie de investigaciones en el Ártico. Muchos califican el reciente reconocimiento de la ONU al mar de Ojotsk como parte de la plataforma continental rusa, como el primer paso en esa dirección.
"El reconocimiento del mar de Ojotsk como mar interior de Rusia abre nuevas posibilidades y perspectivas para la economía del país. La exploración de las plataformas y de los recursos de hidrocarburos es una de las prioridades para nuestro país. Pero lo más importante es que la decisión positiva de la comisión de la ONU sobre el mar de Ojotsk es el primer paso en la presentación de nuestra solicitud sobre el Ártico", dijo anteriormente el ministro ruso de Recursos Naturales y de Medio Ambiente, Serguéi Donskoi.
Solicitudes semejantes ya han sido presentadas por otras naciones del así llamado 'quinteto ártico'. Actualmente, Rusia, EE.UU., Canadá, Dinamarca y Noruega, tienen derecho a una zona económica exclusiva de 200 millas que se extiende desde sus respectivas costas. Pero lo que echa leña al fuego del debate es que de acuerdo con la Convención de la ONU, estas naciones pueden prácticamente duplicar sus dominios nórdicos si demuestran que la plataforma ártica es una continuación de sus plataformas continentales.
Los datos indican que el océano Ártico tiene hasta el 30% de las reservas mundiales no explotadas de gas y hasta el 13% de petróleo, y además unas reservas muy ricas de diamantes, oro, estaño, plomo y otros minerales. Según las previsiones, debido al aumento de las temperaturas medias mundiales, el posible deshielo en las próximas décadas facilitaría la exploración de estos recursos.
El Ministerio de Exteriores ruso destacó que durante los últimos 10 años el país ya ha llevado a cabo amplias investigaciones. Y eso junto con pruebas de geofísica, batimetría y de profundidad, permite reunir una mayor cantidad de pruebas que presentar.
Rusia fue el primer país que en 2001 aspiró a un área en el Ártico, rica en hidrocarburos, que incluye las cordilleras de Lomonósov y Mendeleyév. Una solicitud ya fue denegada por falta de datos. Pero si los científicos rusos consiguen demostrar que las cordilleras son una continuación de la plataforma ártica nacional, Rusia tendrá derecho prioritario para explorar estos valiosos yacimientos.