Hace un par de años, en 2012, la misma encuesta mostró un porcentaje considerablemente menor de estadounidenses que consideraban los bienes inmobiliarios como la mejor inversión, lo cual se le atribuía obviamente al trauma de la crisis inmobiliaria en 2008 y 2009, informa el portal 'Business Insider'.
Después de la crisis financiera muchos expertos predijeron que "el amor" de los estadounidenses por la propiedad de viviendas estaría condenada para siempre y que podrían pasar generaciones antes de que la gente volviera a la idea de ser dueños de un inmueble. Sin embargo, la última encuesta demostró que ha pasado mucho menos tiempo de lo esperado.
El especialista financiero Cullen Roche escribe que el rendimiento a largo plazo del inmueble como una inversión es bastante mísero. Según explica, una casa es básicamente un activo que se deprecia y que viene con una pieza apreciada de tierra. Pero ese activo que se deprecia resulta extremadamente caro durante su vida útil, debido a los grandes costos de mantenimiento.
El analista opina que "la gente puede tener excelentes razones para comprar una casa, en lugar de alquilar", y ahora la compra es preferible. Sin embargo, no es la mejor opción como inversión a largo plazo, con lo cual no es normal que la inmobiliaria mantenga su posición privilegiada entre los norteamericanos.