Amenazas para EE.UU. si sanciona al gigante petrolero ruso Gazprom

Las sanciones ya vigentes suponen la denegación de visados y el congelamiento de activos en el extranjero para varios funcionarios y hombres de negocios rusos que EE.UU. y Europa creen que forman parte del círculo cercano del presidente ruso, Vladímir Putin, más el 14.º banco más grande del país, Bank Rossía. El nuevo paquete que promueven los dos miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU. —el republicano Bob Corker y el demócrata Chris Murphy—tiene como blanco a los principales bancos rusos y las compañías energéticas, sobre todo el gigante estatal de gas y petróleo Gazprom.
 
Los senadores insisten en que se debe proseguir con la medida a pesar de que afecte a sus aliados europeos, para quienes Gazprom es el principal suministrador de gas natural. Sin embargo, si los congresistas aprobaran la iniciativa, surgirán riesgos no solo para Europa, sino también para el país norteamericano, sostiene la cadena Rossía 24.

Menor presencia del dólar en el mercdo internacional

En caso de introducirse las sanciones, Rusia tiene programado apostar por una alianza con países de Asia. Esta estrategia puede desembocar en el aumento de los volúmenes de comercio internacional que se realiza con divisas diferentes al dólar. El ejemplo más evidente es China, pero hay analistas que pronostican que con el tiempo puede sumarse también Japón, que tiene una fuerte demanda de gas debido a sus planes de reducir la dependencia de la energía atómica tras la catástrofe de Fukushima.

Cambio del poder en Europa

Si los políticos de la Unión Europea apoyan las sanciones antirrusas, el consumidor europeo puede enfrentarse a posibles interrupciones del suministro del gas y a un alza drástica de los precios de consumo. Como consecuencia, los políticos que apoyan a EE.UU. pueden perder el apoyo popular y el descontento social puede llevar al poder a candidatos de una postura mucho menos amistosa hacia Washington.

Fuga de cadenas de producción a China

El mercado estadounidense del gas está bastante aislado del mercado europeo, pero la subida de precios del gas y petróleo en Europa como consecuencia de las supuestas sanciones contra Gazprom podría afectar también a EE.UU. Se pronostica que EE.UU. podría saciar la sed europea de combustible con exportaciones de gas de esquisto. Esto sin duda beneficiará a las compañías operadoras, pero no necesariamente al consumidor estadounidense: el volumen de extracción está actualmente limitado y redirigir parte del caudal a Europa, que pagaría más por el gas, podría causar un déficit y el consecuente encarecimiento en el mercado interior estadounidense.
 
Fue precisamente el acceso a los combustibles baratos que abrió la revolución del gas de esquisto lo que permitió a la industria reducir la brecha en los gastos entre EE.UU. y China. En consecuencia, muchas empresas optaron por devolver su producción deslocalizada en China a EE.UU., lo que supone un importante impulso para la economía nacional. Pero si el país aumenta las exportaciones del gas y este se encarece, podrían reconsiderar su decisión.

Pérdida de influencia en Oriente Próximo

Una campaña antirrusa contradice explícitamente los intereses de Turquía, uno de los aliados claves de EE.UU. en Oriente Próximo y miembro de la OTAN. Actualmente, Ankara está intensificando su cooperación económica con Gazprom. En particular, se tomó la decisión de aumentar la capacidad de Blue Stream —gasoducto que va por el fondo del mar Negro para suministrar gas ruso a Turquía— de los 16 millones de metros cúbicos actuales a 19 millones de metros cúbicos.
 
En caso de que Washington perdiera las simpatías de Ankara, tendrá muchas dificultades en toda la región, sobre todo en relación con el conflicto sirio. Además, Turquía es un país que controla los estrechos en el mar Negro y, en consecuencia, es de vital importancia para la flota de cualquier país.