"EE.UU. orquestó la crisis en Ucrania para socavar los negocios entre Rusia y Europa"

Tras organizar el golpe de Estado en Kiev, Washington aprovecha la crisis ucraniana para socavar las relaciones económicas entre Rusia y Europa. Pero esta estrategia es contraproducente para EE.UU., cree el comentarista político Paul Craig Roberts.
El golpe de Estado en Ucrania fue organizado por Washington a través de organizaciones no gubernamentales estadounidenses que reclutaban a jóvenes y estudiantes y que bajo el disfraz de cursos sobre democracia, derechos humanos o de formación en realidad preparaban a los políticos que servirían a EE.UU. actuando como su quinta columna, afirma el exasesor de Reagan, Paul Craig Roberts, en una entrevista publicada en el portal opednews.com.
 
Washington ya utilizó esta táctica en otros países, como Georgia y Irán (en este último con la fallida Revolución Verde), dice Craig Roberts. El primer intento de los siervos de Washington de entregar Ucrania a EE.UU. tuvo lugar en 2004 con la Revolución Naranja, que tampoco dio resultado. Entonces Washington redobló sus esfuerzos y destinó a Ucrania otros 5.000 millones de dólares para los próximos diez años, una estrategia que desembocó en el golpe de Estado y el derrocamiento del Gobierno democráticamente elegido y en una crisis en la región planeada por la Casa Blanca.

¿Por qué EE.UU. demoniza a Rusia?

El provecho que quiere sacar Washington de la crisis ucraniana es que la inestable situación cerca de la frontera con Rusia le acarree todo tipo de problemas a Moscú y desvíe su atención de las actividades estadounidenses en Siria e Irán. Además, Washington está utilizando la crisis en Ucrania para reventar las relaciones económicas entre Europa y Rusia.

A Washington le preocupa la dependencia que tiene Europa de la energía rusa, que es evidente: la industria alemana se vería obligada a cesar sus actividades si no dispusiera de combustible ruso. Asimismo, el progreso en las relaciones económicas de las empresas alemanas y francesas con Rusia supone una amenaza para Washington, que perdería su control sobre sus Estados títeres de la OTAN, afirma el político. 
 
Por esos motivos la Casa Blanca hace todo lo posible para romper esas relaciones y demoniza a Moscú creando la idea de que Rusia es una gran amenaza para Europa. Mientas tanto, los intereses económicos de Alemania muestran un panorama totalmente opuesto al empeoramiento de las relaciones con Rusia, puesto que cerca de 6.000 empresas germanas obtienen beneficios gracias a sus operaciones en Rusia. Asimismo, 300.000 alemanes trabajan en puestos directamente relacionados con el comercio con Rusia, subraya el exsubsecretario del Tesoro de EE.UU.

La estrategia hostil hacia Moscú se volverá contra EE.UU.

Sin embargo, la arrogancia de Washington, empecinado en perjudicar a Rusia, es un arma de doble filo con la que EE.UU. acabará hiriéndose. En este sentido hay que señalar que es la propia Casa Blanca quien estimula el acercamiento entre Rusia y China. Ambos países forman parte del grupo BRICS, y junto con el resto de sus miembros (Brasil, la India y Sudáfrica) representan la mitad de la población del planeta. Estos países están ya considerando dejar de efectuar pagos en dólares, asevera Roberts.
 
El rechazo de la divisa estadounidense como moneda de reserva significaría el derrumbe del sistema financiero de EE.UU. Y la "estúpida política" de la Casa Blanca, con sus sanciones impuestas contra Rusia, es un camino que lleva directamente a ese abismo, concluye Roberts.