Las recientes sanciones de EE.UU. y la UE contra las mayores instituciones financieras y empresas rusas han inspirado a algunos expertos y políticos a pensar que la economía rusa está a punto de colapsar.
Sin embargo, "hay una gran diferencia entre querer que la economía rusa sufra y hacerla sufrir", señala Adomanis, quien recuerda que aunque los índices económicos de Rusia no estén perfectos, tampoco son catastróficos.
Bloomberg prevé un crecimiento del PIB ruso del 0,5% este año, lo que es muy poco para un país como Rusia, "pero tampoco es lo suficientemente catastrófico para causar disturbios", escribe el analista.
Así, las sanciones no han parado la economía rusa, "y cualquier estrategia basada en la esperanza de su implosión rápida fracasará", sostiene Adomanis.