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Los vinos del mundo hispano ocupan el mercado ruso

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Si decimos Alemania, pensamos en cerveza. Escuchar México nos sugiere tequila. Y, sin lugar a dudas, en Rusia esta relación se hace con el vodka. Sin embargo, en éste último caso la tendencia está cambiando. Cada vez son más los que se deciden a brindar con un buen blanco frío o un cálido t
Los vinos del mundo hispano ocupan el mercado ruso

Si decimos Alemania, pensamos en cerveza. Escuchar México nos sugiere tequila. Y, sin lugar a dudas, en Rusia esta relación se hace con el vodka.

Sin embargo, en éste último caso la tendencia está cambiando. Cada vez son más los que se deciden a brindar con un buen blanco frío o un cálido tinto. Y no sólo se trata de una moda sino de la cultura de beber.

"Realmente la cultura del vino se está extendiendo por todo el mundo porque de alguna forma es algo que la sociedad mediterránea implantó como una bebida cotidiana, pero en el vino hay muchos elementos culturales, del trabajo de hombre y del clima. Por eso el interés por el vino desde hace unos 15 años es muy importante", afirma José Peсín, periodista español especializado en vinos.

De acuerdo con  el famoso refrán español "en invierno no hay mal abrigo con una copa de buen vino", las preferencias nacionales están relacionadas estrechamente con el clima del país. Dicen los especialistas que los rusos tienen el tipo nórdico de consumo en las tradiciones históricamente formadas hacía bebidas más fuertes. Pero el Instituto Español de Comercio Exterior muestra en un estudio que los consumidores rusos comienzan a valorar aquellas bebidas con menos alcohol que presentan una imagen especial, como es el caso del vino que, al parecer, se tiene como un indicador de prestigio social.

"El estilo de vida está cambiando. En los tiempos de la Unión Soviética no había donde elegir. En el mejor caso teníamos vinos de calidad no muy alta de los países de la comunión socialista. Ahora ha aparecido la posibilidad de elegir", indica Leonid Gelibtermán, especialista en vinos ruso.                   
 
El abanico de posibilidades es amplio y los rusos parecen tenerlo claro. Se busca buena calidad a buen precio. En este aspecto Chile le gana la partida a España. La tendencia de los últimos años es comprar vino más barato sin perder demasiado en calidad y esto apunta directamente a los caldos del Nuevo Mundo.

Según las estadísticas, en casi diez años las exportaciones de vino a Rusia han crecido un 84%. El incremento del consumo de vino chileno es notable. De hecho, ha conseguido ascender del séptimo al sexto lugar en la lista de exportadores.

"El consumo de vino per capita en Rusia al año es aproximadamente de 8 litros de vino y se estima que va a llegar en 10 años a los 10 litros. Eso sumado a la enorme población de Rusia es un tremendo atractivo para el mercado chileno", según Andrés Kuznar, encargado de comercio chileno.

Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Garnacha o Merlot son nombres que cada vez suenan más entre la dieta de los rusos. El vino llama con fuerza a la puerta de las costumbres de un país tan cargado de tradición como es Rusia.

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