Los economistas del Foro Económico Mundial
analizaron, en el marco de su Informe de Competitividad Global 2014-2015, los puntos fuertes y débiles de 144 naciones, en base a lo cual han presentado una lista de los países más competitivos, encabezada durante los últimos seis años por Suiza.
El primer país latinoamericano que se puede encontrar en el 'ranking' es Chile, que se sitúa en el puesto 33. El país ha subido el escalón que perdió hace un año y se describe en el informe como la nación más competitiva de la región latinoamericana, "con un perfil muy estable". Además, los economistas indicaron que Chile se caracteriza por los bajos niveles de corrupción, se apoya en "un Gobierno eficiente, una sólida estabilidad macroeconómica y bajos niveles de déficit y de deuda pública". Al mismo tiempo, los analistas recomiendan al país enfocar sus esfuerzos en la mejora de la calidad en el sector educativo, así como en la diversificación de la economía nacional.
La segunda nación latinoamericana que ocupa los puestos más altos de la lista es Panamá. Este año el país centroamericano ha logrado ocupar el puesto 48, lo que significa una caída de 8 puntos en comparación con el año anterior, debido a "su incapacidad de combatir la corrupción y elevar la eficiencia gubernamental", explica el estudio. Al igual que Chile, el país panameño no ha logrado aumentar el nivel de la educación, lo que provocó una falta de mano de obra calificada en un mercado que cada vez necesita más, añaden los analistas del Foro. No obstante, Panamá sigue ocupando el primer lugar como la nación más competitiva en la subregión centroamericana.
En cuanto a Costa Rica, el país ha logrado subir tres posiciones en la clasificación global, ocupando de este modo el lugar 51. Según el informe, la mayor ventaja de este país es uno de los mejores sistemas educativos de la región, así como importantes alcances en el campo de innovación y de tecnología de la información y de las comunicaciones.
El informe considera que resulta urgente reforzar la competitividad mediante las inversiones y la implementación completa de reformas estructurales si se pretenden consolidar los progresos económicos y sociales alcanzados en los últimos años.
En esa línea, se destaca que la "resistencia económica de Latinoamérica" dependerá del afianzamiento de las bases de su economía, para lo que debe impulsar su competitividad.