Jack Rasmus, doctor en filosofía política y económica y profesor en la universidad St. Mary de California, ha publicado en su blog una reflexión referente a las causas de la reciente recesión asoma en América Latina.
En su entrada comienza explicando por qué los años 2010-2012 supusieron tiempos de bonanza para América Latina, alegando que los buenos datos económicos se debieron a la creciente demanda de China y a las fuertes "inyecciones" de dinero que las economías avanzadas y la propia America Latina realizaron para financiar la inversión real y así aumentar la producción y satisfacer la demanda del país asiático.
En el año 2013-2014 el rápido crecimiento de China comenzó a disminuir de manera significativa y la Reserva Federal de EE.UU. anunció planes para reducir las inyecciones de capital, política llamada 'relajación cuantitativa'.
Este hecho precipitó la caída de las divisas de América Latina, la fuga de capitales, la disminución potencial de la inversión extranjera directa y el aumento de la inflación, que se aceleró debido a la devaluación de la moneda.
Además, varios Gobiernos latinoamericanos respondieron a su vez aumentando las tasas de interés internas en un esfuerzo por frenar la caída de sus monedas, volver a atraer al capital extranjero y poner fin a los colapsos del mercado de valores.
En diciembre de 2013, la Reserva Federal de EE.UU. terminó con la política de relajación cuantitativa
pese a sus promesas de continuación. Sin embargo, el hecho que causó un mayor impacto para América Latina fue la creciente tendencia de elevar las tasas de interés estadounidenses, momento en el cual comenzó la problemática etapa de recesión.
Asimismo, afirma que algunas políticas recientes de EE.UU. han exacerbado esta situación para ejercer presión adicional en las economías más fuertes de la región. En el caso de Brasil, se espera que su PIB disminuya entre un 0,5% y un 1,0% a finales de este año por la presión estadounidense, mientras que Argentina se puede ver afectada principalmente por los fondos de cobertura y Venezuela por la inflación.
Rasmus concluye afirmando que la recesión latinoamericana actual es, en gran medida, la consecuencia de los cambios de política monetaria de EE.UU. y, como resultado, la desaceleración del crecimiento de la demanda de China, añadiendo que "detrás de estas dos tendencias están los desesperados esfuerzos de las economías avanzadas por comprobar el comportamiento desestabilizador de los capitalistas financieros mundiales y su inversión especulativa en los mercados de activos financieros".