Jung explica que en los últimos años el avance de China en imitación de innovación ha sido un asunto de política nacional. Así, en 2011 el Gobierno estableció una serie de metas ambiciosas para la producción de patentes y, poco después, China se convirtió en el principal solicitante de patentes del mundo.
Los gobiernos occidentales deben apoyar y cosechar los beneficios del auge de las innovaciones en Oriente
Además, según él, China superó a EE.UU. en otras cuestiones importantes, como el mayor número de doctorados en ciencias e ingeniería otorgados por las unviersdades chinas, en comparación con las instituciones estadounidenses.
Asimismo, China está preparada para superar a Estados Unidos en inversiones destinadas a la investigación y desarrollo. Desde 2001, el gasto chino en I+D ha estado creciendo un 18% anualmente y ha aumentado más del doble como proporción del PIB. En Estados Unidos esa proporción se ha mantenido constante en términos relativos.
"La iniciativa en innovación de China ha dado resultados tan rápidos, en parte porque el Gobierno coopera activamente con sus competidores asiáticos", destaca Jung, precisando que a pesar de las disputas territoriales y otras divergencias, los comisionados de las oficinas de Patentes de Japón, Corea del Sur, China y, en menor medida, Singapur y Taiwán se reúnen a menudo para definir y coordinar sus políticas de propiedad intelectual.
En este contexto, sería absurdo por parte de Occidente tratar de resistir el auge en innovación de Asia. "En cambio, los gobiernos occidentales deben apoyar y cosechar los beneficios del auge de las invenciones en Oriente y aprender de ellas", reitera Jung.
"A medida que la innovación asiática alcance su pleno potencial, Estados Unidos y otros países desarrollados tienen que encontrar maneras de participar, pues, en caso contrario, corren el riesgo de perder la oportunidad del siglo debido a un intento vano de recapturar una supremacía pasada", concluye.