La creación de BAII con un capital de 50.000 millones de dólares ya ha sido apoyada por 21 países, muchos de los cuales son clientes de China.
La India será la única gran economía que se adherirá a la iniciativa china durante la ceremonia que tendrá lugar en el Gran Salón del Pueblo en Pekín, según el diario 'Cronista', que cita fuentes familiarizadas con el evento. Entre los países que apoyaron el banco destacan Mongolia, Uzbekistán, Kazajistán, Sri Lanka, Pakistán, Nepal, Bangladesh, Omán, Kuwait, Qatar y todos los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, excepto Indonesia.
El nuevo banco se centrará inicialmente en construir "una nueva ruta de la seda", iniciativa del presidente chino Xi Jinping para abrir nuevas rutas comerciales a Europa. Los proyectos incluyen una conexión ferroviaria directa entre Pekín y Bagdad.
"Es probable que el nuevo banco coopere y compita con los bancos de desarrollo existentes. Cooperará porque para muchos grandes proyectos la cofinanciación tiene sentido. Aunque siendo un nuevo banco tratará de ser más económico y más rápido que los bancos existentes, lo que proporcionará cierta competencia sana. Y espero que el éxito del Banco aliente una reforma más rápida de las viejas instituciones. Ese sería el mejor resultado global. Si queremos que China entre plenamente en las instituciones existentes, entonces tenemos que cederle asiento en la mesa que merece", escribe el economista David Dollar en 'The New York Times'.
A primeros de octubre el secretario del Tesoro de EE.UU., Jacob Lew, expresó su preocupación sobre la correspondencia del banco con las normas internacionales seguidas por el Banco Mundial.
"La pregunta clave es si siguen los mismos tipos de prácticas que funcionan para ayudar a las economías a crecer y mantener bases sólidas y estables?", dijo Lew.
Uno de los representantes del Ministerio de Finanzas de Japón dijo que su país no se uniría al banco porque no ve la necesidad de una alternativa al Banco Asiático de Desarrollo, que está dominado por Tokio. Japón también se muestra preocupado sobre cuestiones de gobernanza y transparencia en el nuevo banco, dijo el funcionario, citado por 'The Washington Post'.