"Si la Unión Europea cree que el crecimiento económico ruso ha sufrido un duro golpe será porque ha olvidado que la economía del país ya se había ralentizado antes de la imposición de las sanciones europeas y norteamericanas", sostiene Julien Bondarev, autor del artículo 'La absurdidad de las sanciones europeas'.
A juicio del observador, el balance de las sanciones económicas es aún más decepcionante si se tiene en cuenta que no tienen ninguna consecuencia sobre Rusia, sino que impactan en el crecimiento de los países europeos, especialmente en el de Alemania.
Según la Oficina Federal de Estadísticas de Alemania, entre enero y agosto de 2014 las exportaciones alemanas hacia Rusia bajaron el 16,6% en comparación con el mismo período del año pasado. Aunque las medidas de respuesta rusas estaban dirigidas contra el sector alimenticio, resultaron especialmente afectadas la industria de la maquinaria y la de la automoción, los pilares de la industria alemana, que cayeron respectivamente el 27,3% y el 17,2%.
Además, el contexto diplomático actual le permite a Rusia acelerar una deriva económica hacia Asia, advierte 'Économie matin', un proceso no se limita a la venta de gas y petróleo a China. Asimismo el sector de la agricultura y el automovilístico rusos se vuelven hacia las tecnologías asiáticas porque ya no pueden importar productos europeos.