Kirguistán valora su recuperación económica en 1.200 millones de dólares
Kirguistán necesita 1.200 millones de dólares para restablecer la economía y las infraestructuras, en particular en las regiones del sur afectadas por la oleada deviolencia étnica del pasado junio, indicó el ministro de Finanzas del país, Chorobek Imáshev, al intervenir en una conferencia internacional de donantes inaugurada en Bishkek.
Según el ministro, un instrumento fundamental para la recuperación es la capitalización de instituciones financieras."Ahora la integración del sector bancario en la economía no excede del 10%-12% del PIB. Por eso aquí hay un amplio campo de acción", señaló Imáshev.
La restauración de ciudades como Osh y Dzhalal-Abada costará unos 245 millones de dólares. Otros 30 millones de dólares serán destinados a la recuperación de las regiones del sur.
Chorobek Imáshev también destacó la importancia de las inversiones."Expresamos nuestra gratutid por todo tipo de ayuda. Pero la economía de Kirguistán no se desarrollará sin el progreso de los mercados. El apoyo verdadero no consiste en la beneficencia, sino en la posibilidad de un país de desarrollar su economía", subrayó.
La presidenta de Kirguiistán, Roza Otunbáeva, afirmó anteriormente que se requieren más de 450 millones de dólares para las obras de recuperación en el sur del territorio kirguís.
El producto interno bruto (PIB) de Kirguistán, según las estimaciones de Imáshev, disminuirá este año en un 5,4%, básicamente, a costa del sector servicios. "Otro factor sofocante (...) es el enorme déficit público, que ascenderá a 619 millones de dólares a finales del presente año", advirtió.
Además, Kirguistán necesita conseguir en los próximos dos años 145 millones de dólares para cubrir su deuda externa. Entretanto, el fisco sólo da abasto ahora para el pago de sueldos y pensiones.
En el pasado mes de junio los fuertes enfrentamientos en el sur de Kirguistán dejaron 49 muertos y más de 600 heridos. A pesar de que en la ciudad sureña de Osh el gobierno provisional declaró el toque de queda, la tensión en la región no cesó de forma inmediata. Se trató del peor episodio de violencia desde que el presidente Kurmanbék Bakíev fue derrocado el pasado 7 de abril.