Vladímir Mílov, director del Instituto ruso de Política Energética y columnista de la revista 'Forbes', ha analizado las causas que están detrás de la decisión de los miembros del cartel petrolero y que a primera vista parecen socavar sus propios intereses. En realidad, la OPEP no podría hacer "nada, simplemente nada" para que los precios vuelvan a 100 dólares o más por barril, sostiene el analista.
El crudo de esquistos de EE.UU.
Sólo en el último año, la producción diaria de líquidos de petróleo en EE.UU., incluidos el crudo de esquistos bituminosos, productos de condensación, biocombustible y otros, aumentaron en un millón de barriles, pasando de 11 millones a 12 millones diarios de barriles, recuerda Mílov. Mientras tanto, la demanda global se ha reducido drásticamente debido a los problemas económicos de Asia y en la zona del euro. Los pronósticos para el futuro tampoco son alentadores. A principios de este año, la Agencia Internacional de la Energía predecía que la demanda mundial crecería en 1,3 millones de barriles diarios. Ahora, la estimación de la demanda de 2014 es de sólo 0,68 millones de barriles diarios. Con un crecimiento tan débil de la demanda global como fondo, EE.UU. está avanzando con la extracción del petróleo de esquistos y reduce los programas de estimulación monetaria del mercado."Si la OPEP intenta mantener los precios actuales o elevarlos, tendrá un resultado contrario. Dará más seguridad a las compañías estadounidenses que se dedican a proyectos de esquistos y éstas intensificarán aún más la extracción, nivelando los efectos de la reducción de las cuotas por parte de la OPEP", opina Mílov.
Falta de una influencia real
"Reducir la producción es un juego extremadamente arriesgado para la OPEP. Es posible que finalmente ellos no influyan en nada con sus cuotas, pero sí que pierdan dinero", destaca Mílov. Producir 300.000 barriles diarios menos significa perder casi mil millones de dólares mensuales. Numerosos expertos opinan que ni siquiera esta cifra es suficiente para influir en el mercado y que es necesario disminuir la producción en un millón de barriles diarios, acentúa Mílov. "Tal reducción significaría 2.500 millones de dólares por mes, es decir, 30.000 millones de dólares anuales. Si ellos reducen la producción, esto se traducirá en pérdidas financieras para los estados miembros de la OPEP, pero los precios no volverán a sus niveles anteriores", calcula el analista.
"Atreverse a dar un paso así es muy arriesgado en un contexto en el que la Organización no controla la mayoría de los factores que influyen en la formación de los precios", destaca Mílov. Entre estos factores, el analista enumera la situación de la economía mundial, incluida la vulnerabilidad financiera de Japón, y la política monetaria de los bancos centrales de los países occidentales.
Discordia dentro del club
"Para la OPEP se trata de una ‘situación del ahogado’. Cualquiera que sea el escenario, perderán sus ganancias de manera casi garantizada: tanto si no hacen nada, como si intentan hacer subir los precios reduciendo cuotas de producción", puntualiza Mílov. "La falta de confianza y disciplina dentro de la OPEP" es un factor clave que "minimizará la influencia de las actividades del cartel en el mercado", incluso si un día optan por disminuir las cuotas, finaliza el analista.