Economía
¿Cómo el progreso tecnológico arruinó la economía mundial?
La humanidad está cada vez más sometida a los efectos de una revolución tecnológica, un proceso que cambiará nuestras vidas tan profundamente como lo hizo la Revolución Industrial, afirma Manuel Hinds, exministro de Finanzas de El Salvador.
"A pesar de abrir las puertas hacia un futuro mejor a largo plazo, los drásticos avances tecnológicos son terriblemente perjudiciales a corto plazo. Convierte en obsoletos el capital acumulado en activos físicos, en conocimiento y en habilidades humanas, y, lo que es más importante, en la forma de las instituciones que articulan el tejido de la sociedad", escribe Hinds, citado por 'Quartz'.
El exministro afirma que actividades que durante décadas fueron el pilar de una economía de repente han dejado de ser rentables, ya sea porque su producto desapareció o porque, para ser rentables, tienen que ser reubicadas en otra parte del mundo. "Esto conlleva todo tipo de perturbaciones económicas y sociales como el desempleo, giros negativos en la distribución de los ingresos, quiebras, frecuentes crisis financieras y depresión", nota el economista.
Recuerda que de la misma manera que la Revolución Industrial "multiplicó el poder del músculo", la nueva revolución está multiplicando el poder de la mente, puesto que privilegia la educación. La encuesta de población de 2008 realizada por la Oficina del Censo de Estados Unidos mostró que el salario medio de una persona con un título universitario era un 72% más alto que el sueldo de los trabajadores que habían completado solo la educación secundaria. Esta brecha era del 43% en la década de 1970. Es más, el salario de un estadounidense con un título profesional era en 2008 un 213% mayor, mientras que en la década de 1970 la diferencia era del 72%.
Para explicar los cambios que está experimentando el planeta como consecuencia de la revolución tecnológica del siglo XXI, Hinds recuerda que los bancos centrales de todo el mundo inundan sus economías con una inmensa liquidez que mantiene en vida a Gobiernos y a empresas financieramente muertos mientras las economías se estancan. El exministro de Finanzas de El Salvador concluye su explicación global mencionando el fundamentalismo, "la forma extrema de resistencia al cambio", y la desilusión con el capitalismo democrático, cuando "la gente quiere un Gobierno fuerte para detener el cambio".
El exministro afirma que actividades que durante décadas fueron el pilar de una economía de repente han dejado de ser rentables, ya sea porque su producto desapareció o porque, para ser rentables, tienen que ser reubicadas en otra parte del mundo. "Esto conlleva todo tipo de perturbaciones económicas y sociales como el desempleo, giros negativos en la distribución de los ingresos, quiebras, frecuentes crisis financieras y depresión", nota el economista.
Recuerda que de la misma manera que la Revolución Industrial "multiplicó el poder del músculo", la nueva revolución está multiplicando el poder de la mente, puesto que privilegia la educación. La encuesta de población de 2008 realizada por la Oficina del Censo de Estados Unidos mostró que el salario medio de una persona con un título universitario era un 72% más alto que el sueldo de los trabajadores que habían completado solo la educación secundaria. Esta brecha era del 43% en la década de 1970. Es más, el salario de un estadounidense con un título profesional era en 2008 un 213% mayor, mientras que en la década de 1970 la diferencia era del 72%.
Para explicar los cambios que está experimentando el planeta como consecuencia de la revolución tecnológica del siglo XXI, Hinds recuerda que los bancos centrales de todo el mundo inundan sus economías con una inmensa liquidez que mantiene en vida a Gobiernos y a empresas financieramente muertos mientras las economías se estancan. El exministro de Finanzas de El Salvador concluye su explicación global mencionando el fundamentalismo, "la forma extrema de resistencia al cambio", y la desilusión con el capitalismo democrático, cuando "la gente quiere un Gobierno fuerte para detener el cambio".
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