La sequía en Rusia, arma de dos filos
Los granjeros rusos se han quedado prácticamente sin cosechas tras la gran sequía de este verano. Mientras tanto, hay quienes quieren beneficiarse de este desastre natural subiendo los precios del grano.
La inusual ola de calor significó la desgracia para unos y el beneficio para otros. En Rusia algunas personas intentan aprovecharse de las altas temperaturas para subir los precios de los cereales.
A la vez, la temporada de incendios forestales que conmocionó este verano a toda la sociedad rusa debió unir a la gente en su lucha contra el fuego y la sequía, pero hubo personas que buscaron beneficiarse de las desgracias de los demás. En este caso, provocando una subida del costo del trigo.
“Todos quieren comprarlo a bajo precio y venderlo a alto precio. Los productores de agricultura son el eslabón más débil de la cadena. Perdimos más que otros: tanto en dinero, como en producto”, indicó Serguéi Zaporochenko, director de una de las granjas estatales.
Algunos creen que es una práctica común y corriente, que así son las reglas del juego y que las leyes ecónomicas deben ser iguales para todos, aunque de vez en cuando puedan llegar a ser muy duras.
Para prevenir una tensión innecesaria en el mercado interior y garantizar la estabilidad, el primer ministro Vladímir Putin impuso una prohibición a la exportación de cereales. Este paso tiene como objetivo calmar a aquellos ciudadanos que temían que Rusia se quedara sin trigo.
Estas medidas prometen mucho, pero para los granjeros también es necesaria la ayuda que puede llegar solamente con la lluvia y que permitiría dejar atrás un pasado de sequía de cara a un futuro en el cual no tendrían razones para sentirse inseguros.
Los expertos aseguran que las reservas mundiales de trigo son suficientes y por eso la situación que se ha creado en Rusia debido a los desastres naturales no afectará este sector a escala mundial.