El ex agente bursátil del banco francés Société Générale, Jérôme Kerviel, fue condenado a tres años de prisión y una multa de 4.900 millones de euros por falsificación, abuso de confianza y uso indebido del sistema informático de la entidad financiera.
"Tengo el sentimiento de que han querido hacerme pagar por todo el mundo y que había que salvar al banco", aseguró Kerviel a la radio Europe 1, en sus primeras declaraciones tras el veredicto pronunciado.
Kerviel afirmó que nunca actuó solo y que sus compañeros y sus superiores estaban al corriente de sus acciones: "probablemente no supe explicar y aclarar al tribunal y aportar las pruebas definitivas de que no iba solo en ese barco", dijo.
El joven corredor indicó que siente que paga "por todo el mundo" y que Société Générale "sacrificó al soldado Kerviel" para salvar su propia responsabilidade.
Él, que anticipó que apelará la sentencia, fue juzgado por haber tomado posiciones financieras especulativas por decenas de miles de millones de euros, a través de operaciones ficticias.
Su objetivo no era robar, sino hacerle ganar más dinero al banco (y obviamente cobrar él más comisiones), pero se arriesgó demasiado, actuando, según dice la sentencia, con una "engañosa imperturbabilidad" y una "permanente sangre fría".
La acusación había solicitado cinco años de cárcel contra Kerviel, que se convirtió en el símbolo de las derivas financieras mundiales que estallaron en enero de 2008, meses antes de la crisis financiera vinculada con los derrumbes de Lehman Brothers y Madoff en Estados Unidos.
La severa condena del ex corredor provocó numerosas reacciones y la desaprobación casi unánime de la prensa francesa.