La ayuda indeseable será inevitable: una paradoja de Irlanda
Las autoridades irlandesas cambian de postura en cuestiones financieras tras la primera ronda de conversaciones con una representativa delegación de la Comisión Europea, el Banco Central de Europa y el Fondo Monetario Internacional. Las partes negocian la indispensabilidad del préstamo de los organismos internacionales para recuperar el déficit presupuestario amenazante y la insolvencia venidera de Irlanda.
Ayer la república isleña se manifestaba en contra de la intervención de las instituciones europeas en sus asuntos financieros interiores. Tras varias horas de consultas, el director del Banco Central irlandés, Patrick Honohan, y el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, han admitido que sí será inevitable la solicitud de ayuda en la que insistían los organismos europeos. En este caso las sumas del préstamo requerido serán de 50.000 a 80.000 millones de euros.
Lenihan afirmó que su Gobierno aceptaría la creación de un “fondo de contingencia” para el sistema bancario nacional. “Nos es necesaria la ayuda en ciertas formas”, dijo el ministro horas después de haberse negado a cualquier tipo de ayuda. El cambio suscitó luego de que ensayaron conjuntamente el estado de los activos de los cinco principales bancos del país.
En los pasillos del Ministerio de Finanzas, uno de sus funcionarios iniciado en el curso de las negociaciones confesó que “la presión sobre el Gobierno irlandés alcanzó ahora tal grado que la petición de Dublín para acceder a los fondos de estabilidad de la Unión Europea se hizo inevitable”. Tal presión también fue reconocida, aunque de forma indirecta por el propio Lenihan.
“La crisis actual irlandesa es principalmente bancaria y presenta como tal un gran peligro para toda la zona del euro”, recalcó a la agencia de información rusa ITAR-TASS un experto del banco británico HSBC. “Esto explica la presión tan potente sobre Irlanda por parte de los países más grandes de la zona y en primer lugar de Alemania, que tratan de no permitir que surja una crisis sistémica en el sector bancario de la Unión Europea”.
Durante el mes anterior el sector bancario de Irlanda ya recibió 130.000 millones de euros de créditos extraordinarios a corto plazo del Banco Central de Europa, pero esto no cesó su desestabilización. Ahora se trata de catalogar la ayuda a los institutos bancarios como parte de la deuda soberana de la isla, lo que el Ejecutivo irlandés rechazaba anteriormente como una trama sumamente indeseable: a diferencia de una bancarrota de varias instituciones privadas, en ese caso por los recursos malgastados en los actuales los pagarían las futuras generaciones de irlandeses.