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España: 25 años en la UE

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En enero de 1986 España se convirtió en miembro de pleno derecho de la Comunidad Económica Europea y esta adhesión marcó varios cambios significativos para el país, así como para otros Estados miembros que obtuvieron la posibilidad de ejercer influencia en el desarrollo de acontecimientos en dife

En enero de 1986 España se convirtió en miembro de pleno derecho de la Comunidad Económica Europea y esta adhesión marcó varios cambios significativos para el país, así como para otros Estados miembros que obtuvieron la posibilidad de ejercer influencia en el desarrollo de acontecimientos en diferentes esferas, inclusive en el área económica.

Un gran adelanto económico

España sintió grandes cambios con la integración a la UE, que encontró su reflexión en la creación a partir de mediados de los años 90 del Mercado Único Europeo y del Espacio Económico Europeo, una garantía del espacio comercial sin fronteras.

La incorporación dio resultados inmediatos confirmados por la tasa de crecimiento del PIB del país: entre 1986 y 1990 el aumento del PIB español alcanzó el 4,8%, casi dos puntos superior al 2,9% que registró la media de los socios europeos acompañado por el incremento del comercio total España-UE.

Desde entonces, la Unión Europea ha avanzado considerablemente en el proceso de unificación mediante el fortalecimiento de los vínculos políticos y sociales entre los ciudadanos. España en el proceso difiere en que fue uno de los líderes en la aplicación de medidas de liberalización y asumió una gran responsabilidad dentro de la UE, convirtiéndose, junto con Polonia, en el quinto país en el número de votos en el Consejo de Ministros.

En general, España es un país que se aprovechó más que otros miembros de su adhesión a la UE. Con las excepción del año de su ingreso, 1986, España ha obtenido siempre muchos más recursos de los que ha aportado a la UE.

España en los últimos años ha recibido la mayor cantidad de fondos estructurales y fondos de cohesión, que se utilizan para financiar proyectos de infraestructuras y proyectos de desarrollo en diferentes esferas.

Actualmente con la integración en 2004 de un grupo de 10 países, en su mayoría de la Europa del Este, sólo Polonia disputa a España el número uno de los países beneficiarios.

En el transcurso de 25 años, el país aceptó unos 133.000 millones de euros (una media anual de 5.320 millones de euros). Haciendo un recuento per cápita cada español ha "recibido" de la UE alrededor de 130 euros anuales.

La introducción del euro

La introducción del euro (1 de enero de 2002) marcó el inicio de un período controvertido y ambiguo para la economía de España. Por un lado, se percibe como la culminación de un largo proceso de creación de una serie de condiciones para el crecimiento de los mercados español y europeo. Por otro lado, es un proceso que repercutió en continuas alzas de precios de los bienes y servicios de uso cotidiano.

Con la introducción del euro en la UE se constituyó la mayor área del comercio en el mundo que facilitó la integración de los mercados financieros y las políticas económicas de todos los miembros de la entidad, inclusive España.

Los cambios garantizaron la coordinación del sistema fiscal de España contribuyendo a una mayor estabilidad de la economía. Los tipos de interés se fijaron en niveles históricamente bajos, lo que tuvo un impacto positivo en los procesos de inversión, y unas tasas de crecimiento superiores a la media del resto de los socios, pero también el excesivo endeudamiento público y privado.


La crisis de la deuda soberana

La crisis financiera mundial de 2008 no esquivó a España que se manifestó en el país con la explosión de la burbuja inmobiliaria y sus dramáticas consecuencias: subida del desempleo, disminución del consumo de las familias e incremento del riesgo para las entidades financieras, entre otras cuestiones.

El conjunto de los problemas afectó a los países más débiles de la zona euro: la primera en la fila de las victimas de sus deudas fue Grecia, después Irlanda y ahora la espada de Damocles pende sobre Portugal y España. Y la moneda única percibida como un remedio salvador económico se está metamorfoseando en una carga económica. El PIB de España ha llegado a hundirse a un ritmo superior al 4%, el desempleo está por encima del 20% y el déficit público se ha disparado al 10%.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha introducido una serie de medidas duras para calmar a los mercados: la congelación de las pensiones y la rebaja del sueldo a los funcionarios, y entre otros recortes sociales también la eliminación del famoso 'cheque-bebé'.

Además, anunció privatizaciones parciales de la lotería y los aeropuertos, una reducción de impuestos para pequeñas y medianas empresas, la supresión de una prestación para los desocupados de larga duración y un alza de los impuestos del tabaco cuya efectividad se determinará con el tiempo.

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