El congresista Edward Markey pidió que el Departamento del Tesoro de EE. UU. lance una investigación inmediata del convenio por 16.000 millones de dólares entre BP y Rosneft que "podría amenazar la seguridad estadounidense".
“Estoy seguro de que hay pruebas suficientes de que esta transacción podría representar una amenaza inaceptable a la seguridad nacional de EE. UU.”, escribe Markey en una carta al secretario del Tesoro Timothy Geithner con una petición de comenzar una investigación sobre el acuerdo.
Markey hice hincapié en que la investigación en EE. UU. es necesaria porque BP es la cuarta compañía mundial en términos de refinación de petróleo y el mayor proveedor de combustible a las fuerzas armadas de EE. UU. El congresista también afirma que, como resultado, la compañía estatal rusa Rosneft se convertirá en el mayor tenedor de acciones de BP.
Las empresas de energía estatales de Rusia, según Markey, “han demostrado su voluntad de cortar el suministro de energía durante los enfrentamientos”, refiriéndose a un desacuerdo de 2009, entre Gazprom y una compañía de Ucrania, que forzó a cerrar los suministros.
La semana pasada, Rosneft y BP marcaron un hito al firmar un gran acuerdo que estipula el intercambio mutuo de acciones: Rosneft recibirá el 5% de las acciones ordinarias de BP a cambio de una participación del 9,5% en la compañía rusa. Las dos partes también acordaron la exploración y producción conjunta de hidrocarburos en la plataforma rusa del Ártico.
Edward Markey ya pedía llevar a cabo una investigación similar. Sin embargo, las autoridades de EE. UU. dejaron la petición sin respuesta ni comentarios. El Departamento del Tesoro tampoco tiene prisa por responder a la carta del congresista.
Los expertos destacan que el negocio es mutuamente lucrativo y las partes solo ganan: Rosneft eleva el valor de sus activos y BP obtiene la posibilidad de operar en la plataforma rusa del Ártico, zona rica en petróleo y gas.
Además, las compañías mancomunan sus posibilidades, tecnologías, capitales y experiencia en la liquidación de consecuencias de catástrofes ecológicas, intensificando la competencia contra EE. UU.