El Gobierno consigue que cuatro bancos británicos moderen sus bonos

El Gobierno británico consiguió un acuerdo ejemplar con los bancos más grandes que operan en el país. A cambio del cese de las críticas por parte de los funcionarios, las entidades financieras prometen moderar los bonos para sus cargos directivos y aumentar la concesión de créditos para la econom

El Gobierno británico consiguió un acuerdo ejemplar con los bancos más grandes que operan en el país. A cambio del cese de las críticas por parte de los funcionarios, las entidades financieras prometen moderar los bonos para sus cargos directivos y aumentar la concesión de créditos para la economía nacional. Los expertos notan, sin embargo, que con el nuevo acuerdo el sector no se vio forzado a estrecharse demasiado.

“Cuatro de los mayores bancos británicos han aceptado que las bonificaciones sumarias a sus empleados serán menores que en el año anterior y menores de lo que hubieran sido, si no hubiera existido el actual acuerdo”, declaró el ministro de Economía del Reino Unido, George Osborne tras finalizar las negociaciones con los altos ejecutivos de Barclays, HSBC, Lloyds, Royal Bank of Scotland y Banco Santander. El embrollo se producía en que la última entidad de las cinco mencionadas, se unió al complejo de medidas acordado en la parte crediticia, y no en lo referente al pago de bonos.

Íntegramente el acuerdo supone cierto incremento de la línea de crédito para el sector de la producción, de unos 179.000 millones de libras esterlinas (que caracterizaban el 2010) hasta los 190.000 millones (lo que equivale a 305.000 millones de dólares) en este año. Para las pequeñas empresas británicas en esta cantidad serán reservados unos 76.000 millones de libras (122.000 millones de dólares). Además, los gigantes financieros asignarán otros 1.200 millones (1.926 millones de dólares) en el desarrollo regional en el marco de una programación gubernamental.

La negociación de las condiciones entre los organismos interesados ocupó casi dos meses. Últimamente la prensa nacional, considerando la reconciliación 'mágica' de los 'pájaros gordos' con el Ejecutivo de coalición de Cameron-Clegg, apoyó la propia iniciativa de Osborne y el resultado alcanzado 'el proyecto Merlín'. Los súbditos de Reino Unido, a cuya cuenta el Gobierno había distribuido (casi regalado) inmensas sumas de inversiones estatales de emergencia a los bancos en plena crisis global, esperaban una medida semejante con impaciencia.

Osborne, quien presentó su 'Merlín' al público, admitió que el sector bancario había cometido “los terribles fallos” que derivaron en la crisis financiera de 2008, pero añadió que “la ira y las represalias no aportarían un punto porcentual al crecimiento económico ni crearían un sólo puesto de trabajo”. Sus palabras correspondieron a lo señalado, hace varias semanas, por el primer ministro Cameron: el líder político pidió a la sociedad que no convirtiera a la banca en el chivo expiatorio de la actual coyuntura y de sus secuelas.

Al responsable económico del laborismo, Ed Balls, quien está actualmente en el campo opositor, no le resultó difícil desprestigiar todo un logro marcado por el presente acuerdo. Para su opinión el crecimiento previsto de las inversiones es mínimo: menos del 6%. Los intereses bancarios no se reducen, sino que aumentan. Además, a su juicio, el documento como tal servía para salvar la cara al Gobierno, dando una imagen de cierta contundencia frente a estas entidades monetarias.

Entre otros críticos, Balls insistió que sólo una tasa fija que gravara a las instituciones financieras las haría frenar sus bonos en un nivel moderado. “Para un ministro de Economía que fue tan duro cuando estaba en la oposición —argumentó el financiero del partido laborista, refiriéndose a George Osborne— y que incluso ayer prometía tanto, este es un resultado penoso y una vergonzosa marcha atrás”.