Un informe encargado por el Pentágono se basa en una consecutiva teoría conspirativa y afirma la existencia de "fuerzas externas" que instigaron la crisis financiera de 2008, refutando las opiniones de economistas mundiales sobre los fracasos generalizados en la regulación gubernamental de EE. UU., la gestión empresarial y el manejo de Wall Street.
La crisis, resultado de un ataque premeditado
El informe 'Guerra económica: Riesgos y Respuestas', que fue preparado en 2009 por el analista financiero Kevin D. Freeman, reza que "se planeó un ataque en tres etapas y actualmente se está llevando a cabo contra la economía estadounidense".
Mientras los expertos económicos y el informe de la Comisión de Investigación de la crisis financiera explican la recesión por factores económicos tales como las prácticas hipotecarias de alto riesgo y las deficiencias del sistema federal de regulación y supervisión, el Pentágono aporta un nuevo elemento: la intervención de "fuerzas externas".
"Hay una justificación suficiente para hacerse la pregunta de si fuerzas externas provocaron, sacaron rendimiento o aumentaron la dimensión de las dificultades financieras de 2008", indica el informe explicando que los factores internos habrían causado "un descenso normal" pero no el "casi inminente colapso" del sistema económico global que tuvo lugar.
Las sugerencias sobre un ataque organizado no son plausibles
Por su parte, Paul Bracken, profesor de la Universidad de Yale especialista en guerras económicas, no encuentra "ninguna evidencia convincente de que fuerzas externas operaran en secreto para ocasionar la crisis de 2008", agregando que las sugerencias sobre un ataque organizado no son plausibles.
En cualquier caso, el Pentágono, el Departamento del Tesoro, y los servicios de inteligencia de EE. UU. no están investigando las amenazas de la guerra económica y el terrorismo financiero, creen los funcionarios de EE. UU. y analistas independientes.
"Los funcionarios que hablaron bajo la condición de anonimato destacaron que los altos representantes del Pentágono, incluido el subsecretario de Defensa, Michael Vickers, bloquearon una investigación diciendo que el Pentágono no es la agencia apropiada para evaluar los riesgos de las guerras económicas y el terrorismo financiero", informa el artículo.
Michael Vickers ha negado haber hecho estas declaraciones.
La lista de sospechosos
En la lista de 'sospechosos' figuran enemigos financieros de los países de Oriente Medio, los extremistas islámicos, y grupos de crimen organizado de varios países.
Preguntado por The Washington Times sobre los instigadores más probables de los ataques, Freeman indicó que "lamentablemente, las dos mayores amenazas estratégicas, los radicales yihadistas y los chinos, figuran entre los que tienen las mejores posiciones en el campo de la batalla económica".
El sabotaje económico
Kevin D. Freeman proporciona una argumentación teorética a favor de la versión del sabotaje económico. "La economía es el nuevo campo de batalla. Cada año gastamos miles de millones de dólares en sistemas de armas. Pero una cantidad relativamente baja enfocada contra nuestros mercados financieros, mediante el uso de derivados apalancados o ciberesfuerzos, podría resultar en billones de dólares de pérdidas. Y los perpetradores pueden quedar sin descubrir", señaló Freeman.
Una revolución en los medios de coerción y de la guerra
Paul Bracken afirma que ahora las tecnologías innovadoras producen una revolución en los medios de coerción y de la guerra. "Estamos en una era parecida a los años 50 donde las tecnologías innovadoras están transformando los medios de coerción y de la guerra. Tendemos a verlo y considerar las guerras de información, las guerras financieras, los ataques de precisión, las armas de destrucción masiva, etc. como independientes el uno del otro. Es su evolución paralela lo que da lugar a opciones interesantes, como focalización 'contra élite'. Y nadie realmente lo estudia de forma sistemática", dice el experto.
Fases del ataque económico
El informe dice que las dos primeras fases del ataque a la economía de EE. UU. se implementaron en el período 2007-2009 y "a juzgar por la actividad reciente en los mercados mundiales la fase número tres ya puede haber comenzado".
La primera etapa, según Freeman, fue la escalada de precios del petróleo por los especuladores en 2007-2008, que coincidió con la crisis hipotecaria.
La segunda etapa supone el 'crack' de Bear Stearns, Lehman Brothers y otras entidades de Wall Street que trajo consigo el colapso de las bolsas.
La tercera etapa es el menoscabo de la autoridad del dólar como la moneda mundial de reserva y la enorme deuda estatal de EE. UU.