Las empresas automovilísticas niponas detienen temporalmente la producción
Las compañías automovilísticas niponas han detenido temporalmente la producción en la mayoría de sus plantas debido a las consecuencias del mayor terremoto en la historia de Japón, que sacudió al país el viernes.
Nissan y Honda han declarado el sábado que a partir del 14 de marzo detendrán la producción en todas sus plantas situadas en el territorio de Japón. Esta decisión está vinculada con las dificultades del suministro de repuestos que surgieron tras el desastre natural que sacudió a la principal isla nipona de Honshu y provocó un tsunami devastador.
El viernes el sismo provocó incendios en dos plantas de Nissan en las prefecturas de Fukushima y Tochigi. Uno fue extinguido rápidamente, mientras que los bomberos tardaron mucho en apagar el otro.
Mientras tanto otro gigante automovilístico japonés, Toyota, también ha detenido la producción debido al terremoto. La empresa tuvo que cerrar temporalmente una de sus plantas de ensamblaje en la prefectura de Iwate. Asimismo la compañía tuvo que evacuar a los empleados de sus plantas situadas en las zonas afectadas por el sismo.
Debido a las consecuencias del desastre natural, las exportaciones de los modelos Toyota Yaris, Scion XB y Scion XD a EE. UU. se detendrán temporalmente.
A su vez otra compañía fabricante de automóviles, Honda, se vio obligada a cerrar sus plantas de ensamblaje, situadas en el centro de Japón. Además, en el Centro de Investigaciones Científicas de Honda en la prefectura de Tochigi una persona murió y 30 resultaron heridas en el terremoto del viernes.
El sismo, de 8,9 grados de magnitud en la escala de Richter, y el tsunami provocado por éste, han causado, según los datos previos, más de 1.300 víctimas mortales, mientras que miles de personas siguen desaparecidas, por lo que la cifra podría aumentar. Los daños materiales ocasionados por la tragedia son enormes. Tras el mayor temblor se han sentido una serie de réplicas de movimientos sísmicos de diferente magnitud. El desastre natural provocó fallos en el suministro de electricidad de los sistemas de enfriamiento de la central nuclear de Fukushima donde posteriormente se produjo una explosión.