Según el Banco Mundial, los desastres naturales que causaron graves daños a la economía japonesa podrían ascender a 235.000 millones de dólares o un 4% del PIB del país.
Las pérdidas financieras calculadas por el Banco Mundial
La entidad señala que el crecimiento del PIB real se desacelerará a mediados de 2011. Pero en los próximos trimestres volverá a subir estimulado por los trabajos de restauración activa que durarán al menos cinco años haciendo una comparación con el terremoto de 1995 en Kobe (Japón) que se cobró las vidas de 6.500 personas y las pérdidas alcanzaron 100.000 millones de dólares.
Además, la cesación temporal de la demanda de consumo y la producción industrial en la tierra del Sol Naciente podría tener un impacto negativo a las relaciones comerciales con los socios, señala el Banco Mundial.
Se encontraron bajo amenaza muchas esferas del negocio en otros países. Por ejemplo, Japón es el productor principal de piezas para los vehículos para numerosas compañías en el sector que se manifiesta en la suspensión de producción de tales automotrices como General Motors (GM), Renault Samsung y Volvo.
Warren Buffet cree en la viabilidad de la economía japonesa
El Banco Mundial se muestra más pesimista sobre el futuro económico de Japón que otros expertos. Por otro lado, el guru de inversión Warren Buffett considera que la catástrofe no afectará negativamente las perspectivas del desarrollo de la economía japonesa.
“El terremoto devastador es un acontecimiento excepcional que aumentará la capacidad adquisitiva de las acciones de las compañías japonesas”, indicó Buffett.
“La restauración tomará un cierto periodo de tiempo, pero el desastre no cambiará el futuro de la economía de Japón. Si yo tuviera acciones de las compañías japonesas, no las vendería”, dijo el inversionista durante su visita a Corea del Sur.
Japón introduce exenciones fiscales para las víctimas de la catástrofe
El Gobierno de Japón intenta introducir exenciones fiscales para las compañías y personas físicas para apuntalar la reconstrucción del país tras el arruinador desastre natural.
En particular, se considera la posibilidad de indemnización a las empresas y a las personas físicas de los impuestos pagados en el transcurso de un o dos años financieros anteriores dependientemente de la extensión de los daños causados por la calamidades.